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Tribuna
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La mala imagen

El señor Aznar, presidente del Gobierno de España, dice que la convocatoria de huelga general el próximo día 20 de junio dañará la imagen de nuestro país. Parece bastante razonable que un presidente de Gobierno se preocupe por la imagen de su país, claro que sí, pero cuando se recurre a este argumento para atacar y desprestigiar a quienes haciendo uso de un derecho constitucional y legítimo, como es el derecho de huelga, se está consumando un acto de cinismo, de maldad y autoritarismo de dudosa convicción democrática.

La imagen de España la daña el hecho de que en nuestro país se tenga la primacía en siniestralidad laboral, que seamos el país de la Unión Europea donde el drama humano y familiar del accidente de trabajo sesgue más vidas y provoque más mutilaciones.

La imagen de nuestro país se daña con ser el primero en temporalidad y precariedad en el trabajo, triplicando la media de la UE y, por tanto, que los trabajadores y trabajadoras de este país nuestro trabajen en la inestabilidad e inseguridad; no olvidemos que se vive como se trabaja y cuando se trabaja en permanente inestabilidad, se vive en constante inseguridad.

Nuestra imagen la daña el hecho de que existan 490.300 hogares españoles en los que todos sus componentes en edad de trabajar estén en paro y muchos de ellos no obtengan ninguna prestación. Este dato aparece en la última encuesta de la población activa con un incremento del 14%, lo que sin duda conforma una bolsa de pobreza, exclusión y marginalidad.

El daño a la imagen de este país se la da el número de trabajadores y trabajadoras en desempleo, varios puntos por encima de la media de la UE, ostentando el dudoso honor de ser los primeros en paro de todos los países de la UE. Siendo también los últimos en tasa de actividad en general y de la mujer en particular a gran distancia de la media.

Una mala imagen transmite quién a través de su acción de Gobierno hurta el derecho a la negociación colectiva a más de dos millones de trabajadores y trabajadoras de la función pública, la enseñanza, la sanidad y empleados públicos en general que, además, castiga año tras años con la pérdida de poder adquisitivo, mediante el ejercicio tramposo de hacer unas previsiones de inflación falsa.

Mala imagen, es aquella que hace y obliga a la Policía Nacional a abarrotar la Castellana manifestándose para protestar por sus malas condiciones de trabajo, la falta de medios, los bajos salarios, la falta de derechos y la inseguridad en la que se ven obligados a realizar su labor de servidores públicos que velan por la seguridad de la ciudadanía.

La imagen negativa la dan quienes desde el Gobierno se comportan con especial delicadeza con los que cometen golferías en este país, como los de BBVA y Gescartera, y realizan privatizaciones de grandes empresas públicas rentables poniendo y traspasándoselas a sus amigos que redoblan sus ya insultantes capitales, sueldos, etc., al tiempo que realizan actuaciones para retirar derechos a los trabajadores sin ningún rubor e incluso con discursos insultantes, y procede al abaratamiento del despido otorgando más facilidades a los empresarios para despedir sin ninguna causa.

La imagen de España la daña un Gobierno con su presidente al frente que guiados por la soberbia, la arrogancia y la altanería, adopta una actitud chulesca y autoritaria despreciando los valores democráticos y responde a la decisión de los sindicatos de ejercer el derecho constitucional de huelga con un Decreto Ley, haciendo un alarde de prepotencia e irresponsabilidad que no hace sino intentar tapar complejos e incapacidades para el diálogo, o tal vez no, quizás ésta ha sido la intención desde el primer momento, porque su ideario político le sugiere atacar el Sistema de Protección Social, ahora a través de uno de sus pilares básicos, como es la protección por desempleo, después le tocará a otro.

Esta reforma es el camino para llegar al estado mínimo, aquél que lo único que te garantiza es que si te mueres te enterrarán y no te dejarán tirado en la cuneta, pero ésta será la única protección y a esto quedará reducido el estado del bienestar. Eso sí, esta garantía y protección será para los pobres, para la clase trabajadora, nada más, los poderosos y pudientes tendrán que pagarse su entierro. Esa será y es la mala imagen y no hacer uso y ejercer un derecho constitucional.

Julio Ruiz es secretario general de CC OO-Andalucía.

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