Del Jaguar al furgón
Las últimas horas de Mario Conde antes de ingresar en Alcalá-Meco
Mario Conde recibió en su domicilio la noticia de que el Supremo había elevado su condena por el caso Banesto hasta los 20 años y dos meses. También fue informado de que la Audiencia Nacional, con la celeridad propia de los procesos importantes, estaba ejecutando la sentencia y que él tendría que ingresar en prisión a lo largo del día.
Ataviado con un terno de tono verdoso, una camisa de cuadritos y corbata verde, Conde se montó en su Jaguar verde oscuro, junto con su secretaria, Paloma, y su guardaespaldas y se dirigió a la Audiencia Nacional.
Nada más llegar, pasó a las dependencias policiales, donde le notificaron la orden de detención y prisión cursada contra él, como contra todos los condenados con domilicio en España -contra Jacques Hachuel, residente en París, se cursó una orden internacional de detención a través de Interpol-. Poco después llegó su abogado, Antonio García Pablos. Ninguno quiso hacer declaraciones ni comentarios.
Los rostros del ex presidente de Banesto y de Romaní denotaban contrariedad
Casi una hora después, también voluntariamente, se presentó Arturo Romaní, vestido con una chaqueta deportiva azul azafata. Acompañado por sus asesores, rehusó permanecer en el mismo recinto policial que Mario Conde, por lo que fue recluido en otro despacho.
Pasadas las tres de la tarde, Enrique Lasarte -chaqueta azul marino, pantalón gris y camisa y corbata rosas- llegaba en un Audi a la Audiencia Nacional.
Siguiendo el mismo proceso que los anteriores, subió a la quinta planta, donde se ubica la Unidad de Policía Judicial. Mientras los rostros de Conde y Romaní denotaban a su llegada contrariedad y preocupación, Lasarte llegó retador, mirando con cierta rabia a los periodistas que esperaban su llegada.
Pocos minutos después de las cuatro, Conde y Lasarte fueron conducidos a las plantas inferiores de la Audiencia, desde donde, en un furgón de la Guardia Civil, fueron trasladados a la prisión de Madrid 2, en Alcalá-Meco. Conde ya pasó varios meses en esa prisión cuando fue condenado por el caso Argentia Trust y 39 días en prisión preventiva por esta causa. También ahora la ha elegido para cumplir su condena.
Su secretaria, el chófer y el guardaespaldas abandonaron las inmediaciones de la sede judicial cuando vieron que su jefe era conducido a prisión.
Aunque la condena es de 20 años, el Código Penal antiguo permite la redención de penas por el trabajo y otros beneficios penitenciarios, por lo que fuentes jurídicas consideran que el ex presidente de Banesto puede pasar seis años en prisión y con permisos de fin de semana desde los tres años de cárcel aproximadamente.
Romaní salió más tarde en dirección a la prisión de Madrid 5, en Soto del Real, elegida sólo porque Conde no va a estar allí.
Rafael Pérez Escolar, que tiene 75 años, se encontraba ayer delicado de salud, por lo que fue trasladado desde su domicilio a la enfermería de la prisión.
Fuentes del Supremo señalaban ayer que antes, al cumplir 70 años te daban la libertad condicional, pero era una práctica introducida hace más de 100 años, cuando la esperanza de vida era mucho menor que la actual. En realidad, no hay nada previsto, aunque es probable que para ese caso se le clasifique en un grado especial y en poco tiempo se le otorgue el tercer grado.
Fernando Garro, el último de los implicados que debía ingresar en prisión, se encontraba ayer en su residencia de vacaciones, según fuentes de su defensa, que añadieron que previsiblemente hoy se presentaría a cumplir la condena impuesta.
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