El diplomático estadounidense Holbrooke y el general Clark declararán contra Milosevic
El Tribunal de La Haya estudia reducir el ritmo del juicio ante la mala salud del acusado
Richard Holbrooke irá a La Haya para testimoniar en el proceso contra Slobodan Milosevic, que volvió a comenzar ayer, un mes después de que los médicos revelaran que el ex dictador sufría problemas de salud. El diplomático norteamericano, arquitecto de los acuerdos de Dayton de 1995, que pusieron fin a la guerra de Bosnia, ha sido autorizado por el Departamento de Estado, al igual que el general Wesley Clark, comandante supremo de la OTAN en Europa durante la intervención militar aliada en Kosovo en 1999.
El nombre de Holbrooke figura en la desordenada lista de comparecientes que Milosevic anunció al inicio del juicio, en febrero. El ex dictador manifestó que convocaría a una serie de destacadas figuras internacionales, circunstancia que en el mejor de los casos puede tener lugar no antes de mediados del año que viene.
Hasta entonces, la fiscal Carla del Ponte tiene previsto completar el interrogatorio de sus testigos correspondientes a los sumarios de Croacia (1991-1995) y Bosnia (1992-1995). El de Kosovo lo debe concluir en septiembre. Del Ponte ha insinuado la posibilidad de convocar ella misma a Holbrooke.
Washington se mostraba en un principio receloso a que el mediador norteamericano acudiera a La Haya por temor a que se viera obligado a revelar información clasificada. Esta comparecencia ha sido objeto este verano de negociación entre los abogados del Departamento de Estado y el tribunal. El diplomático, a quien algunos acusaron en su momento de haber dado demasiada relevancia a Milosevic en Dayton, desmintió la semana pasada rumores de que no quiere testimoniar.
La futura comparencia de Holbrooke se conoció el día en que Slobodan Milosevic reapareció en plena forma ante los jueces del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) un mes después de que los médicos revelaran que sufría graves problemas de salud. Notablemente recuperado tras el descanso estival, el ex presidente yugoslavo arremetió contra los testigos del día con la ironía recuperada y un discurso tan combativo como en los primeros meses.
El que fuera el hombre fuerte de Yugoslavia parece resurgir de las cenizas como el ave fénix. Los médicos de la prisión presentaron un informe que aseguraba que Milosevic sufría 'graves riesgos cardiovasculares' y recomendaba que se redujera su ritmo de trabajo, muy intenso debido a que el ex presidente ha decidido asumir su propia defensa e interroga a los testigos.
Abogado defensor
Ayer, los magistrados no habían tomado ninguna decisión al respecto, pero el juez que dirige la sala, el británico Richard May, reconoció que 'el estado de salud del acusado podría tener impacto en la velocidad del juicio', lo que permite deducir que podría estar pensando en reducir las sesiones, que muchas veces se prolongan desde temprano por la mañana hasta las cinco de la tarde. Los jueces le propusieron antes de las vacaciones que considerara el nombramiento de un abogado que le ayude, pero el ex presidente se negó enfurecido.
A pesar de todo, Milosevic llegó ayer bien preparado y cargó verbalmente contra los testigos del día, dos albanokosovares que reconocieron haber sido miembros del Ejército de Liberación Kosovar (ELK), lo que brindó al acusado la oportunidad de tratar de demostrar, en su línea de defensa habitual, que las acciones de la policía y del Ejército serbio no eran sino respuestas a 'actos de terrorismo'. Sin embargo, ambos testigos mantuvieron la postura de que el ELK nació para defender a la población de las numerosas matanzas del Gobierno contra los civiles albanokosovares. 'Lo suyo sí que era terrorismo y no lo que hacíamos nosotros. Mataron mujeres y niños, destrozaron todo cuanto fuera albanés', dijo Sadik Xhemajli.
Con su declaración, Xhemajli corroboró un patrón de actuación que ya han descrito las decenas de testigos presentados desde el pasado 12 de febrero por la fiscalía que dirige la suiza Carla del Ponte: el Ejército y la policía serbia, y en ocasiones grupos de paramilitares, entraban en los pueblos de mayoría albanesa, quemaban las casas, robaban las pertenencias, separaban a mujeres y niños de los hombres y casi siempre asesinaban a éstos y hacían huir a aquéllos en dirección a las fronteras más cercanas.
Si el estado de salud de Milosevic no lo impide, a este ritmo la fiscalía terminará de presentar a los testigos por los presuntos crímenes cometidos en Kosovo dentro de tres semanas. Luego, tras dos semanas de descanso, comenzarán las declaraciones sobre las atrocidades cometidas en las guerras de Croacia y Bosnia que se prolongarán hasta abril del próximo año. Sólo después podrá Milosevic presentar a sus testigos.
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