Protesta en Mataró para exigir medidas que eviten más brotes de legionelosis

Unas 400 personas se manifestaron ayer por las calles del barrio de Cerdanyola, en Mataró, para reclamar a las administraciones que apliquen medidas de seguridad y control más efectivas para que no vuelva a producirse un brote de legionelosis. La manifestación transcurrió de forma silenciosa en memoria de las dos personas que fallecieron por el brote, pero ello no impidió que tuviese una fuerte carga reivindicativa.

Los vecinos no sólo quieren que se sancione a los responsables, sino también que los organismos públicos les den garantías de que nunca más se verá amenazada la salud ambiental del barrio.

En la cola de la manifestación, unos cuantos se atrevieron a romper el silencio pidiendo dimisiones. '¡Que empiecen a dejar sus cargos, que están muy cómodos en sus sillones!', gritaban tras una pancarta en la que se exigían responsabilidades al Ayuntamiento y al Gobierno catalán. Los dirigentes de las asociaciones de vecinos, que encabezaron la manifestación, se sumaron a las críticas: 'Es el momento de reclamar responsabilidades por los atrasos de las administraciones a facilitarnos información y por su falta de previsión', afirmó el presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Mataró, Santi López. El responsable de la entidad vecinal de Cerdanyola, Juan de Maya, apuntaba algo parecido: 'En mayo ya se detectaron dos casos y otro más en julio. Los responsables políticos no actuaron, y ahora tendrán que responder por ello'.

Las reclamaciones no son nuevas. Desde el inicio del brote, las asociaciones vecinales llevan reclamando un cambio en la legislación que regula las inspecciones de las torres de refrigeración. Este cambio, según los representantes de los vecinos, debe reflejarse en la dotación de mayores competencias sanitarias a los gobiernos locales.

Pero ayer, tal como venía señalando el presidente de la Asociación de Vecinos de Cerdanyola, se trataba de hacer 'una demostración de fuerza' ante los responsables sanitarios. En la concentración se respiraba indignación, aunque también se notaba el cansancio de los afectados.