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LA CRÓNICA
Columna
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El juego de Gaudí

Oriol Comas i Coma es un hombre vitalista con un nombre redundante que tendría que orientarle hacia menesteres lingüísticos. Sin embargo, por uno de esos caprichos del destino, es todo un experto en juegos. Lo sabe todo de este ámbito. Hace 30 años que empezó a apasionarse por el tema y ha llegado a reunir una colección de 1.200 juegos que guarda como oro en paño en su piso de la calle Ample. De vez en cuando se estruja las meninges e imagina nuevos juegos. Su última creación, en colaboración con Jep Ferret, es El Juego de las Baldosas de Antoni Gaudí, que es algo así como la guinda que corona el año dedicado al genial arquitecto. 'Lo que hemos hecho', explica mientras juega con las fichas de colores, 'es continuar lo que empezó Gaudí. Partimos de las baldosas hexagonales que él mismo diseño para el paseo de Gràcia con temas marinos y el juego consiste en construir un mosaico con las fichas de modo que los dibujos formen distintas figuras: una estrella, un caracol, una medusa. Se trata, de hecho, de construir una especie de puzzle colectivo en el que se pavimenta el paseo de Gràcia respetando los dibujos y los colores. La caja contiene 27 baldosas diferentes, cada partida dura una media hora y pueden jugar de dos a seis jugadores'.

La guinda que corona el Año Gaudí es un juego a partir de las baldosas del arquitecto. Su autor es asesor de juegos del Fòrum

Hacemos la prueba y funciona. Es un juego divertido con muchas dosis de imaginación. A Daniel Giralt Miracle, el comisario del Año Gaudí, le encantó el producto y no dudó en avalarlo. Él mismo ha escrito un texto, que se incluye con el juego las baldosas de Gaudí, en el que dice: 'De todas las obras no arquitectónicas realizadas por Gaudí, la de mayor fortuna, la más editada y probablemente la más popular sea la baldosa hexagonal que el arquitecto proyectó en 1904 para pavimentar el suelo de la Casa Batlló'.

Llama la atención, en el folleto que acompaña el juego, la lista de probadores, entre los que figuran Màrius Serra, Salvador Alsius, Jordi Galceran, Sergi Belbel... 'Con Belbel tenemos una timba un día al mes con un juego de cartas llamado Eleusis', explica Oriol Comas. 'En cada partida un jugador llamado 'dios' se inventa las reglas y los otros tienen que descubrirlas a medida que van jugando. Al jugador que descubre la regla se le llama 'profeta' y ocupa el lugar de 'dios'.

Oriol Comas ha inventado otros juegos en el pasado, entre ellos uno llamado Vaya Cacao para Intermón. 'Era un juego solidario en el que se trataba de aprovechar los recursos y en el que o ganaban todos o no ganaba nadie', comenta. Otro de sus juegos, éste para el Ayuntamiento de Barcelona, tenía como eje la paz y se jugó en la plaza de Catalunya durante unas fiestas de la Mercè.

'La fiebre de los juegos de mesa me viene de lejos', señala ante su bien documentada biblioteca. 'El primero al que jugué fue seguramente Barricada, un juego de recorrido con obstáculos que ya está descatalogado en España. Antes los juegos no se firmaban, pero ahora hay algunos que sí. Hay especialistas muy buenos. El más genial es el alemán Reiner Knizia. Decidió dedicarse a ello profesionalmente hace unos seis años y ya ha inventado unos cuarenta juegos'.

Oriol Comas confiesa que ahora está viciado con Carcasona, un juego que acaba de salir en España y del que se vendieron 700.000 unidades en un año en Alemania. Otro de sus preferidos es Catán, del alemán Klaus Teuberg. 'Se inventó en 1995 y lleva vendidos cinco millones de unidades', explica. 'Es el gran juego de finales del siglo XX. Transcurre en una isla y los jugadores tienen que aprovechar los recursos naturales para colonizarla'.

Cita otros dos juegos que le encantan: Don't Stop, de dados, y Acquire, 'una especie de Monopoly, pero en serio'.

Oriol Comas, que es asesor de juegos del Fòrum 2004, está escribiendo actualmente una historia de los juegos de mesa para RBA.Vistos sus conocimientos, seguro que será completísima. Cuando le pregunto por los juegos de rol, afirma que tiene unos doscientos, pero que ya no los practica. Se entusiasma, en cambio, mientras me muestra su colección de mancalas de distintos países. 'Es probablemente el juego más jugado del mundo', apunta. 'Se juega con semillas que se van poniendo en casilleros en África, en el sureste asiático y en el Caribe. Varía según el país, pero lo ves a menudo en esta área geográfica'.

Cuenta Oriol Comas que dedica tres horas a la semana a jugar y a conocer nuevos juegos. Está suscrito a revistas internacionales, asiste a congresos, compra libros de anticuario sobre el tema... Cuando me despido de él no puedo evitar pensar que, de algún modo, para él la vida es un juego.

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