Banca internacional
La agencia de rating internacional Moody's ha anunciado esta semana pasada que pone en revisión, con perspectiva negativa, la calificación crediticia de tres de los principales bancos alemanes. La noticia no es demasiado sorprendente: el balance de un banco es una radiografía de la economía en la que opera, y la economía germana lleva durante ya varios años mostrando síntomas de debilidad: estancamiento del consumo privado, caídas de la inversión, aumento del desempleo, crisis del sector de la construcción, etcétera. Casi todos los analistas coinciden en señalar la continuada debilidad de la demanda interna, conforme indican los descensos interanuales de las ventas minoristas, reflejo, a su vez, del deterioro del empleo. Un panorama que hoy tendrá, sin duda, una relectura en las elecciones legislativas.
La evolución de las bolsas de valores es un buen exponente de la mayor volatilidad de la economía financiera frente a la economía real
El caso alemán, además, es el paradigma de un modelo de banca en el que conviven en una misma entidad la banca tradicional y la llamada banca de inversiones, que, como veremos, es más sensible a las fluctuaciones de los mercados financieros. Este modelo, común a buena parte de Europa, se contrapone con el estadounidense, en el que se diferencian claramente los bancos comerciales de los de inversión.
Si, en general, un banco está expuesto a los ciclos económicos, la banca de inversión, que opera principalmente los mercados de capitales, está expuesta a los ciclos financieros, que, sin ser en absoluto independientes de los primeros, magnifican sus movimientos. La evolución de las bolsas de valores es un buen exponente de esta mayor volatilidad de la economía financiera frente a la economía real. En el caso alemán, por tanto, se unen una mayor exposición a los mercados de capitales y una economía doméstica cuando menos convaleciente.
El caso español es en cierta medida diferente. La evolución de los mercados de capitales también se ha notado en las cuentas de bancos y cajas de ahorro, como no podía ser de otra forma, pero el negocio tradicional compensa este efecto. Esta compensación se ha producido por un fuerte aumento del negocio bancario (básicamente, préstamos hipotecarios), a pesar del estrechamiento de márgenes (debido a las bajadas de tipos de interés, y sin tener en cuenta el efecto volumen, los ingresos por intereses de los préstamos han disminuido en mayor medida que los gastos por intereses de los depósitos).
Y esto nos lleva, nuevamente, al ciclo de la economía real: la tasa de morosidad de familias y empresas -actualmente en niveles mínimos- es la variable clave del negocio bancario.
Alfonso García Mora y Enrique Sánchez del Villar son socios de Analistas Financieros Internacionales.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.