Otras víctimas de Trujillo
En el artículo de M. Vázquez Montalbán El héroe impuro, sobre Jesús de Galíndez, del suplemento Domingo de 22 de septiembre de 2002, se habla de un ex asesor de Trujillo 'tiroteado y atropellado en México' y que es mencionado como 'Almonia, un gallego del PSOE, también exiliado tras la guerra civil'.
Sin duda suponemos que se trata de un error tipográfico -Almonia por Almoina-, pero ya que en estos días, a través de una exposición en el Palacio de Cristal del parque del Retiro, en Madrid, se está dando a conocer el exilio republicano de 1939, nos parece indicado reivindicar el nombre de otros dos españoles asesinados por el dictador Leónidas Trujillo.
Uno de ellos fue, efectivamente, José Almoina Mateos, asesinado en México, atropellado por un coche y rematado en el suelo de dos disparos, en mayo de 1960. Había nacido en Lugo en 1903. Fue funcionario de Correos y licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Santiago. Exiliado en la República Dominicana tras la guerra civil, dio clases de geografía en la Escuela Diplomática y de allí pasó a ser preceptor del hijo de Trujillo. Por su trabajo en el entorno familiar de Trujillo, fue nombrado su secretario particular en enero de 1945.
Muy bien no debió ver las cosas cuando en el máximo apogeo de influencia sobre el dictador, en 1946, viajó a México, no regresando ya a Santo Domingo.
Sin duda por presiones del dictador, escribió un libro en 1950 titulado Yo fui secretario de Trujillo donde se ensalzaba su figura.
Tras el asesinato de Galíndez en 1956, Trujillo pidió a Almoina que saliera en su defensa; éste se negó y esto, sin duda, le costó la vida.
El otro español del que hablamos fue Alfredo Pereña (Lérida, 1915). Abogado, casado con Mercedes Gili, hija del filólogo catalán Samuel Gili Gaya, quienes, tras unos años en la República Dominicana, se trasladaron a México. Por su trabajo viajaba frecuentemente a Cuba, Puerto Rico, Caracas, República Dominicana... En febrero de 1959, tras pasar por La Habana triunfante de Fidel Castro, llegó a Santo Domingo. El hecho de ser español y sus posibles relaciones con opositores de Trujillo hicieron que fuera detenido y torturado. Como cuenta su esposa en una entrevista realizada con motivo del documental emitido estos días en Televisión Española, 'como no tenía nada que decir se les fue la mano y lo mataron y, probablemente, lo echaron a los tiburones'.
Perdóneme la extensión de la carta, pero creo de justicia, en esta reivindicación de los exiliados españoles, dar a conocer el triste caso de estas otras dos víctimas del dictador dominicano Leónidas Trujillo.
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