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Reportaje:

Desde Pata Negra a Chambao

La banda Ojos de Brujo pasea su fusión entre flamenco y electrónica por Andalucía

Margot Molina

El secreto del éxito de Ojos de Brujo no radica en conjuro alguno, sino en las 14 horas de trabajo diario de la banda. La anterior gira, que a modo de profecía se titulaba Abriendo puertas, les catapultó al extranjero. La banda catalana ha pasado ya por escenarios de Francia, Italia, Bélgica, Holanda o Alemania y han llegado hasta México.

Pero la fórmula de "mezcla sin contemplaciones" no es exclusiva de Ojos de Brujo. En Andalucía hace años que la aplican grupos como Pata Negra, Kiko Veneno, Tabletom o Mártires del Compás, los creadores del flamenco-billy. Los Mártires, liderados por Chico Ocaña, acaban de sacar disco nuevo, Empaquetao al vacío. Algunas de las últimas formaciones andaluzas que se han apuntado al carro del mestizaje son El Puchero del Hortelano o Ea!

Entre los grupos que han trabajado la fusión de música electrónica y flamenco destacan los granadinos Intro, desaparecidos a finales de los noventa. Para tomar el relevo han llegado los malagueños Chambao, un cuarteto que nació en verano de 2001 en Pedregalejo y que defienden la suma del flamenco y el chill out. "Es una nueva forma de oir flamenco, cubierto de la calidez y sensualidad de los sonidos ambientales", aclara esta formación integrada por los primos Eddy y Dani Casan, Henrik Takkenberg y María del Mar Rodríguez. El grupo actuará el próximo 21 de diciembre en la sala Génesis de Almería.

Chambao ha grabado seis temas del doble álbum Flamenco chill editado por Sony y en el que también colaboran Vicente Amigo, Elena Andújar o el dj Howie B.

"La clave de todo es el compás y lo puedes meter con simples golpes de los nudillos o dándole a una tecla para que suene una melodía electrónica. La música electrónica es simplemente un medio, tú le puedes meter lo que quieras", asegura Panko de Ojos de Brujo, el rey de los teclados. "Nunca tocamos una canción de la misma forma. Nuestro directo es mucho más visceral que el disco", añade.

El triunfo de la herejía

La primera vez que tocaron en Andalucía tenían un cangue considerable pero en cuanto calentaron se dieron cuenta de que nadie les iba a acusar de herejes. "Aquí hay mucho conocimiento del flamenco. La gente tiene dentro el compás, pero saben apreciar las cosas nuevas. En Andalucía siempre hemos hecho bolos supercalentitos y muy energéticos", decía ayer Marina La Canillas, la voz de esta banda que nació libre de ataduras y se llama Ojos de Brujo.El grupo, "que investiga sin tabúes en diferentes estilos musicales", hace cosas tan poco ortodoxas como rumbas scratcheadas, tangos reggae, bulerías funkeadas o zambra electrónica. El flamenco, aunque nunca en estado puro, siempre está latente en su trabajo. Su música deslumbra por igual a los aficionados del flamenco y de la música electrónica; un fenómeno que han podido comprobrar en festivales como el Womad, Viña Rock o Pirineos Sur. En Andalucía han pasado por los escenarios de Etnosur y Espantapitas.A primera vista, el grupo, que nació en Barcelona en 1996, parece una troupe de gitanos que acaba de bajar del carromato, una imagen que ellos se encargan de cultivar; pero son mucho más que eso. Ojos de Brujo iniciará mañana en Sevilla, en la sala Weekend, una gira por cuatro capitales andaluzas. Después de su actuación en Sevilla, estarán en la sala La Industrial Copera de Granada (día 12), en el teatro Darymelia de Jaén (día 13) y en la sala Afrika de Córdoba (día 14)."Lo primero que decimos es que nosotros no hacemos flamenco. Lo usamos como un lenguaje más porque es nuestro. No creo que nadie deba molestarse por las mezclas. El mismo flamenco se ha ido forjando con influencias de muchas culturas como la musulmana, la judía o los cantes de ida y vuelta. Es una música abierta que no tiene que temer a las mezclas", asegura Marina.Además de su segundo disco, Barí (palabra caló que significa joya o preciosidad que se desvanece cuando la tocas), la formación es una máquina en contínua producción e interpretará temas inéditos. Marina La Canillas, Juanlu Er Canijo (bajista) y Panko (platos) se adelantaron ayer al resto de la formación que tiene otros cuatro componentes fijos: Ramón Giménez (guitarra flamenca), Xavi Turull, Max y Sergio Ramos (percusión). "Nos gusta hacer partícipe de nuestro trabajo a gente ajena al grupo", aseguran. En esta gira cuentan intermitentemente con el guitarrista malagueño Paco Lomena, con el bailaor brasileño Malú, con el guitarrista chileno Antonio Restucci o con los jaleos y el baile de Loli Giménez.Barí, el segundo disco del grupo, lo han producido ellos mismos desde una plataforma que han llamado La Fábrica de Colores. La iniciativa ha surgido tras la ruptura con Edel, la discográfica con la que editaron Vengue, su primer disco.

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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