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Tribuna:LA AMENAZA DE GUERRA
Tribuna
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Matices

Los expertos dicen que la inminente guerra tiene que ser corta o resultará ruinosa. Pero los expertos en guerras también pueden equivocarse. En Afganistán, otra guerra rápida, no parece haberse acabado. Aguerridos libertadores tienen que seguir matando afganos y buscando terroristas. Es la información, veraz o falsa, la que se acaba rápidamente. Tampoco la guerra contra los palestinos da la impresión de que vaya a acabarse pronto. ¿Cuándo se liquidará el último checheno? Ni siquiera la guerra del Golfo se ha acabado, como prueban los terribles efectos del bloqueo. El terrorismo justifica (sin incidir en sus causas, ni tratar de suprimirlas), no sólo toda la suciedad bélica que desencadena la barbarie civilizada, sino lo interminables que resultan las guerras actuales y sus consecuencias. Previsiblemente no se encontrarán armas químicas y de destrucción masiva en Irak. Salvo en países como Pakistán, Corea, Israel o India, como ya es sabido, deben estar todas en manos occidentales. Son sus inventores y no tendrán excesivos reparos en utilizarlas, como ya hicieron en Japón o en Vietnam. Después de haber contemplado la matanza de miles de afganos, las ruinas de la capital chechena, o las incursiones en territorio palestino, uno se pregunta que querrá decir eso de armas de destrucción masiva. Las armas convencionales de última generación, aunque quizá más lentamente, pueden destruir masivamente, selectivamente y satisfactoriamente. Por otra parte, la destrucción y la muerte masivas llevadas a cabo hasta ahora seguramente han conseguido neutralizar alguna docena de terroristas menores, probablemente ya sustituidos y multiplicados por nuevos activistas decididos a vengar a los suyos. Puede que más tecnificados, más desesperados y más dispuestos a sacrificar su propia vida. De hecho, a partir del brutal atentado a las torres gemelas, las inútiles represalias y la histeria generalizada por la seguridad, el número de terroristas parece aumentar cada día. Es un macabro cuento de nunca acabar.

No se ve que la guerra la desencadene ahora Estados Unidos para defender a kurdos e iraníes
El 80% de europeos son contrarios a una segura guerra que no hay manera humana de justificar

El 80% de europeos son contrarios a una segura guerra que no hay manera humana de justificar. Inhumana sí. La gran mayoría de ciudadanos no quiere la guerra que se ha montado Bush. Se sienten más amenazados por él, junto con sus copartícipes Aznar, Blair y Berlusconi y sus paranoias respectivas que por la de Sadam, que no amenaza a nadie fuera de sus propios súbditos, que además de ser machacados por la política de su dictador, van a ser machacados por los aviones democráticos. Entre las dos paranoias, los iraquíes están condenados al horror y al sufrimiento perpetuos. Mucha gente cree que el motivo fundamental de la inminente invasión de Irak es el control del petróleo. Los enterados de siempre consideran que se trata de una simplificación del inmotivado sentimiento antiamericano que caracteriza un izquierdismo, antiguo y trasnochado, que aplica sin matices el sentido común más rudimentario. Una consideración que parece desconocer el gran sector de norteamericanos contrarios a la guerra; entre los cuales, personalidades de la cultura y de la intelectualidad, bien informados, con conocimiento de causa y sólidos argumentos. Un sector que ya mostró su eficacia pacifista en el caso de Vietnam. Nuestros enterados, después de afirmar, con Aznar, que están por la paz, que todo el mundo quiere la paz (cosa que no es verdad), manifiestan su comprensión y apoyo a las intenciones de Bush.

Llegan los matices. Un breve repaso puede mostrar su tosquedad en esta ocasión: "Sadam es un dictador". Obviedad que nadie ignora ni niega. Tampoco nadie debería ignorar, a estas alturas, que la potencia que más dictaduras ha sostenido y más democracias ha liquidado es EEUU. No es fiable un cambio de tradición a favor de la democracia y los derechos humanos, aún contando con la estrecha relación que mantiene Bush con Dios a propósito de esa estupidez sobre el eje del mal; "Sadam utilizó armas químicas contra los kurdos y contra Irán". Armas que proporcionó el gobierno norteamericano a Irak. No se ve que la guerra la desencadene ahora para defender a kurdos e iraníes; "Irak no cumple las resoluciones de la ONU". Israel tampoco, sin el menor escándalo; "Sadam mantiene contactos con terroristas". Por ahora una suposición, que no invalida el hecho de que Arabia Saudí, con más probabilidad, los mantenga. Los matices pueden completarse con refinados tópicos proamericanos, con sutiles tópicos sobre el antiamericanismo o, directamente, con elogios al gran país que "salvó a Europa" (como si la guerra fuera una cuestión de agradecimientos y parabienes), olvidando, por cierto, que intervino en la segunda guerra mundial cuando fue directamente agredido por Japón. Los exculpatorios matices pueden llegar hasta las evidencias de la gran amenaza iraquí sobre la población española, que no pudo demostrar Aznar ante el Congreso.

Si Irak esconde, bien escondidas, las armas que no se encuentran, por simple y simplista lógica, o por simple sentido común, las utilizará sólo si es invadido y algunos países europeos se pueden echar a temblar. También resulta elemental pensar que, si hasta ahora los terroristas islámicos pasaban de largo por nuestra neutral península, el gobierno español y el portugués, por su apoyo a la guerra preventiva, pueden conseguir que se entretengan poniendo bombas, antes de seguir viaje. Con lo cual la amenaza real más apreciable en nuestro horizonte consiste en la guerra. En nuestro caso, el único que pone en peligro el Miguelete, como objetivo simbólico y otros más habitados generalmente preferidos por el terrorismo, es el señor Aznar.

Doro Balaguer es escritor.

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