Fran descubre su pierna derecha
Un remate antinatural de su capitán permite al Deportivo tumbar a la Real Sociedad y seguir aspirando al título
Aunque el Deportivo no gane esta Liga, nadie olvidará el partido de ayer, el día en que Fran descubrió la existencia de su pierna derecha. Futbolista de gran talento, un zurdo cerrado que sigue estirando su carrera con enorme dignidad, Fran nunca engañó a nadie en cuanto a lo que no se debía esperar de él: ni remates a gol ni el más leve toque con la derecha. Hasta que ayer, cuando el partido caminaba hacia un empate que despejaba el camino del Madrid hacia el título, apareció para marcar desde fuera del área y con la derecha. Un milagro que no se olvidará fácilmente.
Mucho antes de que emergiera el Fran más insólito, el partido conoció el sello de Nihat. Caso curioso el de este hombre, un ignoto futbolista turco hasta anteayer y que de la noche a la mañana se ha convertido en uno de los grandes nombres de la Liga. Nihat es un torbellino incontenible, un bólido que se agazapa entre líneas y que, para mayor asombro, sigue corriendo a toda mecha como si no llevara dos tercios de campeonato a cuestas. Desde el principio del choque se vio que Nihat prendía un fuego incontrolable para la defensa deportivista, indecisa entre salir a por él a la media punta o esperarle cerca del área. Y el peligro que se intuía tomó cuerpo muy pronto, en cuanto Rekarte vio que el turco iba a tirar un desmarque y le lanzó un pelotazo. Nihat enchufó la propulsión, dejó clavado a Andrade y salvó con un tiro raso la salida desesperada de Molina.
DEPORTIVO 2 - REAL SOCIEDAD 1
Deportivo: Molina; Manuel Pablo, Andrade (Capdevila, m. 38), Naybet, Romero; Scaloni, Sergio, Mauro Silva, Fran; Tristán (Valerón, m. 46) y Makaay (Luque, m. 59).
Real Sociedad: Westerveld; Rekarte, Kvarme, Gurrutxaga, Aranzábal; Xabi Alonso, Aranburu (Mikel Alonso, m. 89); Karpin (Khokhlov, m. 89), Nihat, Barkero (Gabilondo, m. 89); y Kovacevic.
Goles: 0-1 M. 15. Pase largo de Rekarte hacia Nihat, quien se anticipa a la defensa y ante la salida de Molina marca desde fuera del área. 1-1. M. 43. Falta junto al pico izquierdo del área que Sergio toca en corto para Capdevila y el zurdazo de éste se cuela junto al palo contrario. 2-1. M. 82. Fran remata con la derecha desde el borde del área, desvía un defensa y se despista Westerveld.
Árbitro: López Nieto. Amonestó a Fran, Manuel Pablo y Gurrutxaga.
Unos 34.000 espectadores, casi lleno, en Riazor.
Nihat es un torbellino, un bólido que se agazapa entre líneas y corre a toda mecha
Irureta se apeó de su idea fija y dio entrada a Valerón, que siempre tiene un efecto expansivo
El gol coronó un arranque del duelo en el que la Real estuvo bastante por encima del Deportivo. Por si quedaba alguna duda de los méritos que ha reunido para estar donde está, la Real se dedicó a dictar lecciones de casi todo: de organización, de reparto de tareas para obstaculizar al contrario, de movilidad constante para buscar opciones de ataque y de exquisito manejo de la pelota. El problema de la Real fue que el gol a favor tuvo efectos contraproducentes porque el equipo cayó en esa manía absurda del conformismo en vez de persistir con el plan que tan bien le estaba resultando. Y, en cuanto empezó a recular, la Real dejó al desnudo su cara menos fiable, una defensa que no está a la altura del resto del equipo.
Pese al repliegue visitante y los agujeros en su escudo defensivo, el Deportivo tuvo problemas para orientarse en el partido. Una vez más, Irureta dejó a Valerón fuera del equipo, un desperdicio que cada vez cuesta más trabajo entender: su condición física no ofrece dudas y quien ocupa su puesto, Tristán, siempre saca alguna cosa brillante, pero tampoco se puede decir que viva días de gloria. Sin Valerón, el Depor tuvo los problemas habituales para enhebrar el juego y recurrió a la acción directa. Pero, entre el escapismo de la Real, algunos detalles magníficos de Fran y la tenacidad de Makaay para golpear en el área, el partido fue virando hacia el lado local. Y en ese momento tomó la palabra el árbitro.
Un tipo tan experto como López Nieto actuó con el nerviosismo y la improvisación de un novato. Primero pitó una falta que fue un chiste porque todo el mundo pudo ver cómo Scaloni se caía por pisar la pelota. Y la casualidad quiso que de esa jugada naciese el empate del Deportivo en un magnífico disparo de Capdevila, que acababa de entrar relevando al lesionado Andrade. Tal vez consciente de su error, el árbitro sacó la vara de compensar un instante después, ya con el descanso anunciándose, y pitó penalti por un leve empujoncito de Scaloni a Aranburu, que pareció el primer sorprendido por el obsequio que le hacían a su equipo. Kovacevic quiso marcar por la vía más contundente y su remate, potente, alto y por el medio, lo repelió el larguero. El escándalo, a pesar de todo, fue mayúsculo y López Nieto se retiró en medio de un mar de pañuelos.
Con el intermedio Irureta se apeó de su idea fija y, al fin, dio entrada a Valerón, que siempre tiene un efecto expansivo sobre el juego del equipo. Bajo el mando de su artista, el Depor se echó a por la victoria con mucha más propiedad que en la primera parte frente a un rival que replicó a cada acometida con un contragolpe emponzoñado. El choque ganó interés e incertidumbre, convertido por momentos en un vaivén.
Pero, cuando el partido y el futuro de la Liga estaban en el aire, Fran sufrió la metamorfosis. De zurdo pasó a diestro y de pasador a rematador para sostener las esperanzas del Depor de discutir el campeonato al Madrid.
El reparto de errores de López Nieto
¿Influye el público en los árbitros? Oficialmente, no. Seguramente, sí. Sin embargo, López Nieto, en su última temporada por jubilación, no parece un tipo intimidable. Quien dude que piense simplemente en Corea y Japón, donde batió el récord de tarjetas y expulsiones en una Copa del Mundo.
Lo cierto es que en dos minutos López Nieto se puso a prueba. Clamaba, con insultos, Riazor contra él cuando, a 20 metros de la jugado, ladeado y tapado por futbolistas, pitó falta cuando Scaloni se trompicó, pisó el balón y se cayó mientras Aranzabal se apartaba para no pisarle. López Nieto corrió como un velocista. Golpe franco. Capdevila lo clavó y Riazor cambió los insultos por los aplausos. Dos minutos después, López Nieto, en estricta aplicación del nuevo estilo en el área, convirtió en penalti un levísimo roce sin posibilidad de disputa del balón. Riazor cogió el nuevo libro y prosiguió la letanía. La duda siguió intacta. ¿Estaba López Nieto sobrado o influido? ¿Tenía dudas sobre la acción anterior y quiso consolarse en la posterior o las vio ambas tan claras que no le tembló el pulso? No se sabe, pero el partido se alborotó en dos minutos, aunque Kovacevic disparó un obús al larguero que salió rebotado hasta el área grande.
Seguramente, la Real se mosqueó con el gol del Deportivo que suponía el empate. Anda la Real preocupada con los árbitros, ve fantasmas o algo más y aquella jugada, cuando iba por delante en el marcador, le debió de hacer pensar. Pero, claro, el penalti, rigurosísimo, sin muchas pruebas testificales y en una interpretación extrema del reglamento, le debía de haber aliviado de no haberlo fallado Kovacevic. Probablemente ahí perdió. Haber alcanzado el descanso con una victoria parcial, con el Deportivo enfadado y el público enrabietado, habría alterado la segunda mitad.
No menos mosqueado debió de estar Víctor, el último crítico de Irureta que atardeció en el banquillo. No es Irureta hombre de represalias, pero sí de pedagogía directa, y por una u otra razón decidió que el ex madridista viera el partido con calma junto a él. Víctor se había unido a los críticos de las tácticas de Irureta y el técnico vasco prefirió a Scaloni, más físico para frenar el costado izquierdo de la Real.
Todo, lo de López Nieto, lo de Víctor, lo de Kovacevic, quedó en nada cuando el Deportivo dio la vuelta el encuentro. El Madrid aplaudió. Tiene media Liga en el bolsillo. A seis puntos de sus perseguidores, ve la visita a Anoeta, el domingo, con más tranquilidad. Una derrota blanca metería a la Real de nuevo en la lucha, pero la victoria prácticamente arruinaría le emoción del campeonato.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.