Guelbenzu se adentra en la fantasía medieval con 'La cabeza del durmiente'
La cabeza del durmiente (Siruela) es el título de la última novela de José María Guelbenzu. En ella, el escritor aborda el género juvenil para narrar el paso de la infancia a la adolescencia a través de dos mundos que corren en paralelo. Realidad y fantasía. La vida cotidiana de la familia Hacienda y la torre del bosque del rencor que habita los sueños de su hijo mayor.
Las novelas de aventuras de Emilio Salgari, las travesuras de Guillermo Brown y un relato titulado La pagoda de cristal del Capitán Gilson fueron las lecturas predilectas del joven José María Guelbenzu (Madrid, 1944). El escritor se ha lanzado de lleno al género que entonces le cautivó con su última obra, La cabeza del durmiente, ilustrada por Mónica Carretero.
"La novela se acomoda al lector joven porque tiene una gran carga simbólica contenida en una forma muy explícita. Los lectores adultos harán una lectura distinta y reconocerán muchos de sus símbolos". El esfuerzo de escribirla asegura que ha sido el mismo que con cualquiera de sus otras novelas y aclara que descartó el formato de cuento porque la historia que quería contar no podía adaptarse a esta fórmula. Ésta es la primera incursión en la literatura juvenil de Guelbenzu, que en 1961 publicó su primera obra, El mercurio, y desde entonces ha probado varios géneros, como la novela dialogada en El sentimiento (1995), o la policiaca en No acosen al asesino (2001).
Hadas y amos del bosque
Un mundo de fantasía habitado por hadas y amos del bosque, y la vida real y cotidiana de la familia Hacienda corren en paralelo por la páginas de La cabeza del durmiente. Claudia, una niña de nueve años, es la conductora de la historia. "Ella intuye que tras las pesadillas de su hermano mayor, Pedro, se esconde algo, se trata de una llamada y el problema al que se enfrenta es cómo entrar en el sueño, en la cabeza real pero dormida de su hermano", explica el autor, quien a pesar de odiar las generalizaciones reconoce que casi siempre "las mujeres tocan más la vida con los dedos". Será Claudia quien ayude a su hermano en la transformación que le hace entrar en la adolescencia. Ella conseguirá adentrarse en el mundo de fantasía "de corte medieval", según Guelbenzu, por el que camina en sueños su hermano, el camino que conduce a nueva edad, estado y conciencia.
El autor defiende la supervivencia de la fantasía frente a las consolas y videojuegos que hipnotizan a los niños. "Las técnicas modernas no arrumban las antiguas, están apoyadas en una tradición, en elementos clásicos", asegura a la vez que confiesa contar a sus hijos los cuentos de toda la vida porque son los que más fascinan.
Babelia
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