_
_
_
_
PREMIO PRÍNCIPE DE ASTURIAS DE LAS LETRAS
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Un salto de pértiga

"Soy de la generación del conflicto", me reconocía hace poco esta socióloga de Fez, en Rabat, lamentando algunas telarañas de sus pensamientos sobre España. Yo la escuchaba con avidez intentando superar el que la mía fuera, hacia ellos, la generación de la ignorancia. Inútil explicar, en el contexto en el que vivimos, las dificultades para formular siquiera las condiciones para un diálogo, cualquiera que fuera el tema que quisiéramos abordar.

Tiene gracia que sea ahora un premio como el Príncipe de Asturias el que nos la acerque a nuestra vida cotidiana. Desde los picos de Don Pelayo se honra a una mujer que dedicó y dedica su vida al conocimiento profundo de su identidad dentro de su civilización árabe y musulmana. Y hurgándose en su vida, la refleja en los miles de prismas de mujeres que como ella quieren hoy estar presentes con su voz, con sus historias, con sus propuestas. Si tiene un valor, acaso sea el mayor el que miles de mujeres de la otra orilla se vean también honradas y miren sin recelo a un país que quiere rendirles un tributo.

Más información
El diálogo de las culturas une a Sontag y Mernissi

Cuando leí sus Sueños en el umbral -"falsa autobiografía, por supuesto", me apostilló con sorna cuando se la mencioné-, no podía imaginar la enorme distancia cultural entre los dos mundos que geográficamente me circundaban. De un lado, la Europa de Virginia Woolf y la defensa de la intimidad en Una habitación propia. Del otro lado, contemporáneamente, el harén que Fátima retrataba y la defensa de la intimidad, esta vez familiar, entre las coesposas de su abuelo. Ese salto que Fátima daba, siempre orgullosa, hacia la igualdad de las mujeres en su tradición, en sus textos religiosos, y hasta en sus sultanas olvidadas, me parecía y me sigue pareciendo hoy un formidable e histórico salto de pértiga.

Pocas zonas en el mundo poseen brechas tan profundas como las que hoy separan nuestros continentes. Y sin embargo, cuanto mayor es la distancia cultural, más intensa es la profundidad de nuestras resonancias históricas. Vale por tanto aún más este premio si nos acerca a lo que durante tantos siglos nos unió como patrimonio del que las mujeres de ambas orillas somos herederas.

Y vale aún más. Quienes conocen a Fátima saben con cuánta envidia recuerda y añora el lugar de nacimiento de sus poetas, filósofos e historiadores, en cuyas fuentes bebe, tan lejos y tan cerca de sus fronteras. Y saben también, en estos momentos de desgarros históricos, cuánto apela a aquel que la enseñó a reconocerse a sí misma a través del otro, el murciano y afincado en Sevilla Ibn Arabí. Es en el diálogo en el que te reconoces, es el otro el que te desvela tu propia identidad. Dicho así suena a algo absolutamente fuera de todo contexto. Pero pensándolo bien, de la mano de nuestros clásicos, posiblemente nos queda todavía un largo camino por descubrir y recorrer.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_