El Gobierno saca adelante la ley de Cajas gracias a siete ausencias en la oposición

La ausencia de siete parlamentarios de la oposición permitió ayer que el Gobierno sacara adelante la controvertida reforma de la ley de Cajas, pese a no disponer de la mayoría suficiente en la Cámara. El PP, PSE y los diputados de la ilegalizada Batasuna se opusieron al proyecto, pero sus 32 votos resultaron insuficientes ante los 35 de PNV, EA e IU, los grupos parlamentarios que apoyan al Gobierno. Frente a las siete ausencias de la oposición (tres de Batasuna, dos del PP y otras dos del PSE), los nacionalistas e IU sólo registraron la del lehendakari Juan José Ibarretxe.

Cuatro meses después de que la ausencia del líder del PP Jaime Mayor Oreja en la decisiva votación del Presupuesto para 2003 permitiera al Gobierno aprobar las cuentas, la historia se vuelve a repetir. En esta ocasión, dos parlamentarias del PP (María José Usandizaga y María Eugenia Rico, recién operada) no acudieron al debate por problemas de salud y dos del PSE (su secretario general, Patxi López, y su presidente, Jesús Eguiguren), por compromisos relacionados con las elecciones. Por parte de Batasuna no estuvieron presentes Joseba Álvarez, Josu Ternera (fugado de la Justicia) y Araitz Zubimendi.

El proyecto de reforma de la ley de Cajas llegó al momento cumbre del debate en pleno sin que durante la tramitación parlamentaria el Gobierno hubiera logrado acuerdos sustanciales ni con PP ni con los socialistas. Ambos partidos ven en el proyecto una clara intencionalidad política de los nacionalistas para hacerse con el control de la Caja Vital y facilitar así la fusión con las otras dos cajas de Vizcaya y de Guipúzcoa.

Con este panorama, todo quedaba en manos de los representantes de la ilegalizada Batasuna, que hasta entonces no había dado muestras de sus intenciones. Ayer sus diputados jugaron a dos bandas, aunque la oposición ya no tenía nada que hacer por hallarse en minoría. Por una parte, se alinearon con el Gobierno para rechazar las enmiendas del PP y PSE, porque "no hay nada que debatir con los fascistas españoles", según su portavoz Antton Morcillo. Y por otra, sumaron sus votos a los del PP y PSE para rechazar los artículos de la ley, porque se limita a adaptar la legislación vasca a la Ley Financiera estatal y no va más allá.

Los portavoces del PSE y del Partido Popular en el debate no ahorraron críticas a uno de los apartados más polémicos de la norma, el que limita la presencia en los órganos de las cajas de los impositores de las oficinas ubicadas fuera de Euskadi. Según el socialista Víctor García, esta limitación supone "penalizar el proceso de expansión de las cajas discriminando a los impositores de fuera". Además, García se quejó de la "escandalosa" falta de voluntad de los grupos que apoyan al Gobierno para tratar de llegar a un acuerdo.

El popular Antón Damborenea tachó de "discriminatoria" la ley y también advirtió contra el procedimiento establecido para elegir los órganos de gobierno de las cajas, ya que, en su opinión, no se ajusta a la normativa básica y vulnera la autonomía propia de las entidades ahorradoras. "Es un decretazo para hacerse con el control de la Caja Vital", que ahora la gobiernan personas afines a PP y PSE y es un importante resorte de poder en Álava.

Elecciones en otoño

El primer efecto práctico de la nueva regulación será la convocatoria de elecciones para renovar las asambleas el próximo otoño, pocos meses después de que se constituyan los ayuntamientos. Con la anterior legislación y atendiendo a los estatutos de las cajas, este proceso se hubiera producido más tarde. Al concluir su intervención, Damborenea anunció que el Gobierno central recurrirá la reforma de la ley de Cajas aprobada por el Parlamento vasco por su carácter "anticonstitucional".

Los portavoces del PNV, Eusko Alkartasuna e Izquierda Unida defendieron las bondades de la norma y que se prime la presencia de los impositores de la zona por tratarse de entidades peculiares, arraigadas en la idiosincrasia de la comunidad autónoma. "Hay que salvar a las cajas de los peligros de la globalización", resaltó el parlamentario del PNV Juan Antonio Arrieta.