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Reportaje:ELECCIONES 25M | Comicios municipales en Cataluña

Cataluña alcanza a Europa en inmigración

El número de extranjeros no comunitarios se ha multiplicado por seis desde 1996 y éstos tienden a concentrarse en barrios degradados

Miquel Noguer

Cataluña ha alcanzado a Europa, al menos en cuanto a inmigración se refiere. Así lo demuestran las últimas estadísticas del Gobierno central y la Generalitat, que demuestran que cerca del 5% de la población catalana procede de algún país extranjero. Esta cifra, que en principio puede parecer discreta, denota una auténtica revolución cuando se mira desde otra perspectiva, y es que desde finales de los ochenta la proporción de extranjeros respecto a la población catalana se ha multiplicado por cinco. Y una cifra más: por cada extranjero no europeo que residía en Cataluña en 1996 hoy se cuentan seis.

En los últimos cinco años la inmigración ha dejado de ser un fenómeno de algunas ciudades más industrializadas y de los invernaderos del Maresme, y ha pasado a ser una realidad tangible y visible en la mayoría de pueblos y ciudades. Sólo una de las 41 comarcas catalanas, la Terra Alta, tiene menos del 2% de extranjeros entre sus habitantes, algo que pocos habrían creído en 1996, cuando 34 comarcas no alcanzaban este índice.

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Ya es fácil encontrar municipios que alcanzan el 15% de población inmigrada. En el Alt Empordà, como en Barcelona ciudad, uno de cada 10 habitantes es inmigrante, algo que hasta hace cinco años sólo podía verse en algunas ciudades francesas, alemanas o del norte de Europa. Y todo ello sin grandes conflictos sociales. Sin embargo, la experiencia europea demuestra que la situación puede estallar si no se atajan los problemas básicos, como la falta de la vivienda, la degradación de ciertos barrios y la escolarización de los niños.

De hecho, se están creando pequeños guetos. Lo sabe bien Juana Martín, responsable del programa de Inmigración de Cáritas Barcelona, quien califica de "insostenible" la actual situación de muchos barrios: paro, falta de vivienda, hacinamiento, planificación insuficiente y miseria, mucha miseria. Éste es el panorama que se encuentran los trabajadores de Cáritas, que el año pasado atendieron a cerca de 10.000 inmigrantes en el área metropolitana de Barcelona. "Las administraciones no hacen lo que se espera de ellas. Todas tienen planes de inmigración, como el del Ayuntamiento de Barcelona, que es muy bonito sobre el papel, pero en la práctica se queda en nada", asegura Martín.

La responsable de Cáritas considera que el enfoque que están dando las administraciones a los últimos fenómenos migratorios es completamente erróneo. "Quieren llevarlo todo desde los servicios sociales, cuando la realidad de la mayor parte de los inmigrantes es muy diferente: no necesitan tanto estos servicios como asesoramiento y facilidades para trabajar", asegura. "La mayor parte de los inmigrantes trabajan y aportan riqueza, pese a que muchos de ellos tienen que hacerlo sin papeles. Me consta que muchos empresarios quieren regularizar a sus trabajadores extranjeros y que el Gobierno se lo pone imposible. ¿Cómo se entiende esto?".

Coincide con ella Ángel, un popular peluquero y líder vecinal del barrio de La Pau de Badalona. Este luchador, que ha invertido toda su vida en apasionadas luchas para mejorar su barrio, ve como éste se está desmoronando. Y no sólo por la llegada de inmigrantes sin recursos. La Pau es uno de los 40 barrios catalanes que soportan importantes olas de inmigración sin planificación alguna, con viviendas degradadas y reductos de pobreza. La Miseria atrae más miseria. "Mis clientes se están marchando, ya no se encuentran a gusto en este barrio", lamenta Ángel, quien tampoco quiere culpar a los inmigrantes de lo que está pasando en La Pau. "Lo que pasa aquí es que estamos desamparados, el Ayuntamiento no hace lo que debería y la asociación de vecinos no lucha para solucionar los problemas de base de los pobres".

¿Engrosará algún día La Pau una lista de barrios sin ley, de ciudades degradadas y sin posibilidad de rehabilitación? Muchos de los habitantes así lo temen. Ángel, por ejemplo, explica: "Esto ya es casi un gueto. A muchos incluso les da reparo decir que viven en La Pau: parece que ya estés marcado, y esto es mala señal", argumenta.

Con tantos problemas, la Asociación Movimiento Cuarto Mundo, una pequeña ONG que recibe 7.000 euros al año del Ayuntamiento de Badalona, intenta poner algo más que parches. Rina, una mujer de origen chileno que impulsa esta asociación, pone todo su empeño en hacer que la miseria no se enquiste más en el barrio. "Aquí se han invertido millones de euros de la Unión Europea, pero no ha servido para nada. Se han arreglado fachadas y puesto plantas en algunas calles, pero no se ha trabajado con los más pobres, los que no tienen nada", explica. Rina asegura que el barrio "se está cayendo" por la falta de empleo y de formación de quienes allí viven. "La gente tiene que trabajar en la economía sumergida y, aunque tengan algo de dinero, no pueden invertirlo en mejorar sus casas porque dejarían de percibir las ayudas que tienen. Así que acaban comprándose un buen coche y mientras el barrio va decayendo".

450.000 personas sin voz ni voto

En Cataluña viven 341.668 inmigrantes, según el Ministerio de Interior; según el último censo, 310.307, y si se suman a éstos los que la Generalitat cree que residen en la comunidad autónoma sin tener papeles, 450.000. Es casi imposible, por razones obvias, saber cuál es el número de inmigrantes en situación irregular, aunque la Generalitat considera que está en torno a 120.000.

Pero hay una cosa que tienen en común los inmigrantes en situación regular y los que viven sin papeles: no pueden votar, a menos que tengan la ciudadanía española, y por lo tanto no tendrán voz para decidir nada en sus municipios el próximo 25 de mayo. Es la primera vez desde la llegada de la democracia que más del 5% de la población está excluida del sistema de toma de decisiones.

La actual legislación sólo reconoce el derecho al sufragio activo y pasivo en las elecciones municipales a extranjeros cuando existe reciprocidad con su país de origen. En la práctica, únicamente permite el voto a residentes de determinados países europeos. Noruega, Dinamarca, Suecia, Holanda e Irlanda ya reconocen el derecho al voto a todos los inmigrantes en las elecciones municipales. Y desde 1995, unos 150 municipios catalanes han aprobado mociones en este sentido, así como la mayor parte de los partidos.

En Barcelona, Joan Clos (PSC) propone en su programa electoral que los inmigrantes que residen legalmente en España puedan votar al menos en las elecciones municipales, tal como ya consta en el actual programa de inmigración municipal.

Xavier Trias (CiU) también se pronuncia a favor. Considera que todos los inmigrantes que hayan residido legalmente en el país durante al menos dos años y hablen "correctamente" catalán o castellano deberían poder votar.

Esta propuesta fue duramente criticada por Alberto Fernández Díaz, el candidato del PP, quien hasta el momento no ha mostrado ningún interés por conceder este derecho a los extranjeros no comunitarios residentes en la ciudad.

Esquerra Republicana aboga por que en Barcelona el derecho de voto se reconozca a "todos los ciudadanos sin importar su raza, sexo o procedencia".

Iniciativa per Catalunya Verds, que también defiende el derecho de voto de todos los inmigrantes, ha llegado a proponer una consulta "simbólica" para que el 25 de mayo los inmigrantes puedan dar su opinión.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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