Las compañías negocian compartir las redes para la nueva telefonía móvil
El Gobierno admite que permitirá la utilización conjunta de antenas para el sistema UMTS
Las compañías negocian un acuerdo para compartir redes de forma que la nueva telefonía móvil, conocida como UMTS, que permitirá la transmisión de imágenes, no les suponga un coste inasumible. Hasta el momento, cada operador dispone de su propia red, pero su alto precio y los problemas de despliegue con que se encuentran por las trabas que les ponen los ayuntamientos han forzado a las compañías a avanzar en las conversaciones para compartir antenas. El Gobierno ve con buenos ojos ese tipo de acuerdos y no ve trabas legales para que se lleven a cabo.
Los operadores están elaborando un documento para presentárselo al Ministerio de Ciencia y Tecnología en el que detallarán sus planes de inversión en relación no sólo con la telefonía UMTS, sino con el desarrollo de nuevos servicios. Pero con tal motivo, consideran la necesidad de llegar a un pacto, con el beneplácito del Gobierno, que permita expresamente y por primera vez la posibilidad de compartir redes, una posibilidad que ya ha sido ensayada en otros países como Inglaterra.
Dicho acuerdo abarataría notablemente la puesta en marcha de la nueva telefonía móvil UMTS, que requiere el despliegue de al menos dos antenas por cada una que precisa el sistema actual (GSM-GPRS), debido a la mayor necesidad de ancho de banda para poder transmitir vídeos o conectarse a Internet a alta velocidad. Es decir, que se precisarían al menos 60.000 nuevas antenas UMTS, y actualmente sólo hay desplegadas cerca de 2.000.
Todos los operadores consultados reconocen conversaciones para avanzar en esa línea de libre disposición de infraestructuras, aunque aún no se han abierto las "negociaciones formales", según fuentes de las compañías. En parte, esperan que el Ministerio de Ciencia y Tecnología les dé un espaldarazo oficial para evitar incertidumbres futuras.
Uso compartido
El departamento que dirige Josep Piqué no se ha pronunciado oficialmente sobre la posibilidad del acuerdo, pero ha hecho llegar a los operadores su disposición a liberalizar completamente el uso compartido de infraestructuras, a cambio de que las compañías mantengan el nivel de inversión en el desarrollo de servicios.
Desde el Ejecutivo consideran que no sería preciso llevar a cabo una modificación legal, puesto que las bases del concurso por el que se otorgaron las cuatro licencias de telefonía UMTS en marzo de 2000, aunque exigía un nivel de cobertura mínima en las principales ciudades, no hablaba expresamente en ningún caso de la necesidad de disponer de una red propia.
El ministro Piqué quiere hacer realidad su previsión de que el sistema UMTS se lance comercialmente en el verano de 2004, de forma que España se convierta uno de los primeros países en implantar esta tecnología, que debía haber estado lista en 2001.
En diciembre pasado, las cuatro compañías de móviles (Telefónica Móviles, Vodafone, Amena y Xfera) firmaron un pacto con el Gobierno comprometiéndose a reactivar sus proyectos y a invertir 1.464 millones de euros en el año 2003, a cambio de ver reducidos los avales que pesan sobre las licencias que se les concedió en 6.000 millones.
El acuerdo incluye el compromiso de las operadoras de desplegar la red y de invertir en el desarrollo de servicios para realizar las primeras pruebas del móvil multimedia a lo largo del segundo semestre de 2003 y alcanzar su pleno desarrollo comercial en el verano de 2004. En el desarrollo del proyecto ya cuentan, además, con el precedente del Reino Unido, donde Bruselas ya ha permitido que se compartan redes por parte de las empresas teóricamente competidoras.
Los operadores de telefonía móvil deberán invertir más de 10.000 millones de euros en los próximos 10 años para hacer realidad el UMTS en España, una cantidad similar a la que ya han desembolsado para construir la red de telefonía actual.
Inversiones
Las operadoras de telefonía móvil ya han invertido en redes de antenas y estaciones base en España más de 12.000 millones de euros en total. Gracias a esa inversión, 33 millones de usuarios disponen de un teléfono móvil. Traspasar ese importante número de usuarios al nuevo universo multimedia costará otros 10.000 millones en los próximos 10 años, un esfuerzo sin precedentes que se hace difícil de imaginar incluso en este momento.
Aunque todos los operadores (con la excepción de la compañía Xfera) se muestran dispuestos a cumplir con compromiso de inversión, no parece claro que esos fondos se vayan a destinar a UMTS, que hasta el momento, y sin que haya un solo cliente, ha supuesto ya un desembolso de 1.508 millones para las compañías desde el otorgamiento de los permisos y hasta el 31 de diciembre de 2002, según los datos oficiales que maneja el Ministerio de Ciencia y Tecnología.
El parón sufrido por el sistema UMTS se ejemplifica bien, porque mientras en el año 2001 las operadoras dedicaron 1.179 millones de euros a su desarrollo, en el ejercicio 2002 sólo se contabilizaron 329 millones imputables a la tercera generación.
Aunque los tres operadores han firmado ya contratos para el despliegue de red con diversos fabricantes (Ericsson, Nokia, Siemens, Nortel, etcétera), si llegan a un acuerdo para compartir redes deberían reexaminar los contratos, puesto que en la mayor parte de los casos tienen fórmulas que establecen la financiación compartida entre los operadores y los propios suministradores de equipos. Además del despliegue de la red, cuyas especificaciones técnicas ya están más o menos resueltas, queda aún por solventar el problema de la disponibilidad de terminales que soporten los servicios de UMTS y tengan un precio asequible.
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