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Los casos de 'vacas locas' aumentarán este año un 30%

El ascenso confirma que las harinas ilegales se siguieron usando al menos hasta 1998

El primer año de la crisis de las vacas locas (2001) se cerró con 82 reses positivas, el segundo con 127, y en lo que va de 2003 se han acumulado ya 66 casos. El director general de Ganadería, Carlos Escribano, prevé cerrar 2003 con 160 o 180 casos (un 30% más que el año pasado). España es uno de los cuatro países europeos en que la curva sigue en fase ascendente, lo que confirma que las harinas cárnicas ilegales siguieron usándose al menos hasta 1998.

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Todos los países de la UE, salvo España, Irlanda, Holanda y Luxemburgo, registraron en 2002 menos casos de vacas locas que en el año precedente (véase gráfico). "Los datos y las explicaciones que da la Comisión Europea demuestran que España no está haciendo en este terreno las cosas como debiera", concluye la eurodiputada socialista Soraya Rodríguez, que inició ya en diciembre del pasado año una correspondencia parlamentaria con la Comisión para intentar explicar esta tendencia española.

"La Comisión no conoce las razones exactas por las que se ha producido este aumento de los casos en España", contestó entonces Bruselas, que aventuró que quizá era debido, en parte, al número relativamente alto de animales jóvenes nacidos (y contaminados) entre 1996 y 1998, y que es ahora cuando pueden manifestar la enfermedad. Bruselas también indicó que la tendencia al alza podría conocer este año su punto máximo para empezar a frenarse después.

La Comisión Europea consideraba entonces que las medidas emprendidas para erradicar la enfermedad bovina sólo tendrían efectos visibles en cuatro o cinco años (el periodo de incubación de la enfermedad), pero no explicaba por qué en otros países de la UE la tendencia es diferente.

El director general de Ganadería del Ministerio de Agricultura, Carlos Escribano, admite: "Es cierto que estamos aún en la fase ascendente de la curva. No sólo 2002 dio más que 2001, sino que en lo que va de 2003 llevamos 66 positivos. Nuestra predicción es que este año se mantenga un ritmo de entre 13 y 15 casos al mes, es decir, entre 156 y 180 acumulados en 2003".

Escribano no ve sorpresa en los datos: "Es lo esperable. Los años de máximo consumo de harinas cárnicas fueron 1994, 1995 y 1996, y las vacas nacidas entonces están ahora alcanzando la edad de 6, 7 y 8 años, que es la que da más positivos".

Pero ¿por qué la mayoría de los países está ya bajando? "En algunos casos se debe a que los primeros casos empezaron antes, y la curva ya está en fase de descenso", dice Escribano. Pero ése no es el caso de países como Alemania, donde la crisis estalló al mismo tiempo que en España, y sin embargo ya está en descenso. Escribano admite: "Es posible que otros países fueran más eficaces que nosotros en retirar todas las harinas cárnicas. Veremos qué pasa en 2004. Es importante, puesto que estamos exportando el 25% de nuestro vacuno".

Juan José Badiola, director del Laboratorio de Referencia sobre Encefalopatías Transmisibles, en Zaragoza, ya había predicho que el ritmo de aparición de casos seguiría aumentando este año. "Los efectos de la retirada efectiva de las harinas sólo se ven a los cinco años. Ya era obvio que la prohibición europea de 1994 no se respetó. Que los casos sigan aumentando en 2003 implica que la transposición española de la prohibición, en 1996, tampoco se cumplió. Si los casos alcanzaran el máximo en 2003 y empezaran a bajar en 2004, querría decir que en España sí se cumplió la norma europea de 1998, que ordenaba inactivar las harinas para evitar que se desviaran de los cerdos y pollos (donde era legal) al vacuno".

Badiola prosigue: "Yo considero más probable que el ritmo de aparición de casos siga aumentando hasta 2005, porque me temo que las harinas no dejaron de usarse hasta finales de 2000, cuando apareció la primera vaca loca española y estalló la crisis en el país".

Respecto a la tendencia inversa de otros países, Badiola opina: "Alemania es un país más serio, y es muy posible que la prohibición de las harinas ya funcionara allí en 1996 o 1997".

Soraya Rodríguez asegura que España hace cada vez menos pruebas y que la Comisión ha reducido drásticamente su asignación de fondos por esta razón. El máximo de 10,7 millones de euros que correspondieron a España en 2001 ha quedado reducido este año a 5,9 millones. El abaratamiento de las pruebas ha causado una reducción también en otros países, pero no tan acusada como en España.

El comisario de Sanidad y Consumo, David Byrne, explicó hace un mes a la eurodiputada que la generalizada reducción de las subvenciones se debe a que "algunos de los Estados miembros no estaban utilizando todos los fondos que les habían sido asignados". Éstos se fijaron al principio en función de la cabaña bovina de cada país.

El año pasado se aumentó la aportación al hacer extensiva la prueba de detección de encefalopatías a ovinos y caprinos, por lo que los fondos recibidos por España llegaron a ser de un máximo de 11,2 millones de euros. Finalmente, la infrautilización de las pruebas ha dejado tal cantidad a la mitad, mientras que otros países, como Dinamarca, Austria o Finlandia, han recibido más de lo asignado al principio, según datos aportados por la propia Comisión.

Bruselas no sospecha

Bruselas sostiene, sin embargo, que estas reducciones no significan que los países afectados hayan aplicado las normas incorrectamente. "No se ha informado de casos de animales sacrificados sin haber sido sometidos a prueba", dice la Comisión.

Las normas europeas obligan a someter a la prueba a todas las reses muertas en la explotación, reses en riesgo y todas las mayores de dos años que vayan a ser sacrificadas y que van a entrar, por tanto, en la cadena alimentaria.

Escribano señala sobre esta cuestión: "Bruselas nos sigue pagando todas las pruebas que hacemos, y no me consta que haya bajado el número de tests. Son habas contadas, ya que se hacen en todos los animales de más de dos años que entran en matadero, en los que presentan síntomas sospechosos y en los muertos en granja, como siempre desde hace dos años".

"En Europa", prosigue Escribano, "se ha dado una reducción de la edad de sacrificio: más ganaderos matan antes de los 12 meses, ya que así no tienen que retirar la columna, que les cuesta entre 12 y 24 euros. Como a esas terneras no hay que hacerles el test, éste puede ser un factor para que baje el número de pruebas. Pero ese factor cuenta poco en España, ya que aquí nunca se han sacrificado muchas vacas mayores de 12 meses".

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