Armisticio entre aliados

La ciudad de Evian-les-Bains, otrora escenario de los acuerdos que pusieron fin a la guerra de Argelia, acaba de vivir un armisticio entre los países aliados divididos respecto a Irak. Esto no significa que el llamado frente de la paz, encabezado en su día por Jacques Chirac, haya legitimado actuaciones unilaterales como la efectuada en Irak. El presidente francés dejó ayer muy claro que no transigirá con los principios que le condujeron a oponerse al ataque anglo-norteamericano; es decir, con la necesidad de "mantener una regla internacional y atenerse a ella".

A Chirac le ha costado sacar adelante la reunión. El G-8 es más que un club y menos que una institución, pero ha servido para una reunión entre líderes que no tenían ningún otro escenario oficial en el que pudieran verse ahora y cuyo enfrentamiento es peligroso para la estabilidad del mundo. Aunque Bush llegó el último a Evian y se marchó el primero, en las 24 horas que pasó en suelo francés convino en que "se puede hacer una guerra en solitario, pero uno solo no puede hacer la paz". La frase es de Chirac, si bien fuentes francesas aseguran que fue suscrita igualmente por Bush.

Los aliados más reticentes han tenido que aceptar las prioridades norteamericanas

Otros testigos del cónclave confirman la sensación de armisticio. Tras reconocer que la cumbre había comenzado en "un clima difícil", Vladímir Putin se marchó con la impresión de que se atenúa el enfrentamiento. Gerhard Schröder se ha ido muy seguro de que no habrá intervención militar contra Corea del Norte y Silvio Berlusconi negó que se hayan sentado las bases para atacar a Irán, por más que el lenguaje de los comunicados haya sido muy duro respecto a estos países.

A cambio del armisticio, los aliados más reticentes han tenido que aceptar las prioridades norteamericanas en la lucha contraterrorista y aplazar todo avance significativo en la agenda de temas sociales y de ayuda a los países pobres, defendida principalmente por Chirac. El presidente francés ni siquiera ha recibido seguridades de que Bush continuará su esfuerzo de abrir el G-8 a los países en vías de desarrollo. Estados Unidos, que presidirá el club de los países ricos durante el año próximo, se abstuvo de responder a esta cuestión en Evian.

El presidente francés tampoco puede ofrecer resultados a los grupos que se oponen a la globalización: solamente algunos gestos. Uno de sus consejeros aceptó recibir las conclusiones de la "contra-cumbre" paralela al G-8, que fueron distribuidas a los demás líderes. Los acuerdos oficiales reflejan la falta de avances respecto al acceso de los países pobres a los medicamentos; omiten la moratoria sobre los organismos genéticamente modificados (OGM) -habitual punto de discordia entre europeos y norteamericanos-; y no recogen avance alguno respecto al Protocolo de Kioto, sobre reducción de las emisiones de gases contaminantes, que Estados Unidos ignora. Chirac confesó un fracaso en la cuestión del proteccionismo agrícola y la ayuda alimenticia a los países africanos y citó la causa en público: Estados Unidos se opone.

"Definitivamente, el G-8 no sirve para nada", fue la conclusión lapidaria de los grupos que habían organizado la contra-cumbre previa a la reunión oficial de los países más ricos.