El elefante de Orcasitas
Las juntas municipales de Usera y Carabanchel publican dos libros en los que recopilan la historia y anécdotas de estos distritos
Usera no es precisamente un Parque Jurásico, pero en 1959 este distrito del sur protagonizó un importante hallazgo paleontológico. Los obreros de una cantera de la avenida de Andalucía se encontraron el cráneo de un enorme paquidermo del Pleistoceno medio. El proboscídeo, bautizado como el elefante de Orcasitas, forma parte de la historia de este distrito recopilada en el libro Usera. Historia y cultura, de Francisco Javier Pastor Muñoz, publicado por el Ayuntamiento de Madrid y Ediciones La Librería al precio de 27,50 euros. También ha sido editado otro volumen, sobre Carabanchel (27,50 euros), de los autores Carlos López de la Cruz, José María Sánchez Molledo, Manuel González López-Corps y Emilio Terceiro.
Miguel Tebar, director de Ediciones La Librería, explica que la iniciativa partió de las juntas municipales de Usera y Carabanchel, presididas ambas por el edil del PP Carlos Izquierdo (ahora en funciones). "La Junta eligió a los autores, recopiló el material gráfico y aportó un dinero y nosotros nos encargamos de la edición", matiza Tebar.
Una de las curiosidades sobre Usera es el origen de su nombre, que procede de un teniente coronel, Marcelo Usera y Sánchez. Este hombre, casado a principios del XX con la hija del Tío Sordillo, un terrateniente de la zona, fue quien parceló los campos de labranza de Usera para venderlos como terrenos edificables.
Poco a poco las huertas se fueron transformando en un barrio. La Ley de Casas Baratas de 1921, que pretendía promocionar viviendas dignas para la clase obrera, permitió levantar vecindarios de hotelitos como las colonias de San Fermín y del General Moscardó. Pero la Guerra Civil devastó lo ya construido.
En la posguerra el chabolismo era moneda común y para alojar a toda esa gente que malvivía en los chamizos de Jaime el Conquistador (Arganzuela) y del Marqués de Vadillo (Carabanchel
) fueron levantadas en Usera barriadas como el poblado de absorción de San Fermín.
Luego surgió el vecindario de Almendrales Bajos, habitado por familias que, tras emigrar a Madrid desde pueblos de Toledo y Badajoz, construyeron sus viviendas con sus propias manos. Las condiciones de vida eran muy duras, en casas de 25 metros sin agua, luz ni transporte. También el barrio de Orcasitas nació al amparo de la noche cuando miles de inmigrantes manchegos, andaluces y extremeños levantaron sus casas en unas tierras propiedad, en su mayoría, de Pedro Orcasitas. Eran casuchas levantadas con prisas, sin apenas cimentación ni aislamiento, por lo que las humedades eran constantes.
Las difíciles condiciones de vida de la barriada han quedado inmortalizadas en el libro Del barro al barrio, de la asociación de vecinos de Orcasitas. En él se cuentan penalidades y también anécdotas como la de un espabilado que se ganaba la vida guardando las botas de goma que los vecinos usaban para ir de sus casas a la parada del autobús sin mancharse de barro los zapatos.
A finales de los años cincuenta, con el Plan de Urgencia Social que preveía construir 60.000 viviendas en dos años, comienzan a levantarse los primeros bloques para realojar a chabolistas de Orcasitas. En algunos casos los vecinos pagaban la entrada del piso trabajando en su construcción los días de fiesta. Pero las viviendas, de mala calidad, se agrietaron, dando pie a un fuerte movimiento vecinal para reivindicar la remodelación del barrio.
Fueron muchas las manifestaciones hasta lograr que en los años setenta se aprobase el Plan de Barrios en Remodelación, que supuso la construcción de 39.000 viviendas sociales para alojar a vecinos de 28 barrios con chabolas o pisos en mal estado.
A poca distancia de Usera se encuentra Carabanchel, un vecindario habitado desde el Paleolítico Inferior (450.000 años) y donde, según algunos autores, estuvo ubicada la villa romana de Miacum. En este distrito se encuentra el templo más vetusto de Madrid, la ermita mudéjar de Santa María de la Antigua, que fue testigo de la vida de este barrio durante la Edad Media. Durante el siglo XVIII la zona producía trigo, cebada, centeno, vino, garbanzos (se dice que el nombre de Carabanchel viene de garbanzal) y guisantes que los agricultores llevaban a vender a la capital.
Francisco de Goya inmortalizó este vecindario en sus escenas de las riberas del Manzanares y de la pradera de San Isidro. Tanto era su afición por estas tierras que en 1819 adquirió una casa de recreo conocida como la Quinta del Sordo, entre las calles de Caramuel, Juan Tornero y Doña Mencía, que ahora pertenecen al distrito de Latina.
Y es que en el siglo XIX los carabancheles se convirtieron en una zona de veraneo de ricos como la reina regente María Cristina y la condesa Eugenia de Montijo. Los críos del barrio se reían de estos visitantes de alcurnia, llamándoles lechuguinos, tal y como relata Mesonero Romanos en sus crónicas.
Todo ese lustre aristocrático se va al traste tras la Guerra Civil, cuando miles de inmigrantes se asientan en la zona, a menudo en muy malas condiciones.
Carabanchel ha estado presente en numerosas obras literarias, desde la novela histórica Ruy Blas de Víctor Hugo a La Colmena de Cela. También pertenece a ese barrio el personaje de la película El día de la bestia interpretado por el actor Santiago Segura (uno de los actuales carabancheleros de pro junto con el músico Rosendo Mercado, el deportista Corbalán y el literario Manolito Gafotas). A la pregunta de si se considera satánico, responde Segura: "Sí, señor. Y de Carabanchel".
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