Estudiar para no creer
El Estado ya está definido en la Constitución, pero, qué sarpullido le ha entrado al Gobierno por el brazo de santa Teresa, qué añoranza de palios y carabelas. Se callan como muertos los motivos -que no razones- de este revival piadoso, liberando nuestra lógica fantasía. ¿Vuelve la cultura de Dios a las aulas por orden expresa de Bush? ¿El Vaticano habrá absuelto al Gobierno de los 30.000 abortos anuales que se dan en España, a cambio de más poder cultural sobre el censo de todo el paisanaje? ¿Será el regreso religioso una sanción vaticana directa y discretísima por el apoyo español al martirio del Irak, o simplemente, que ese toque de vencedor que le toquetea a España en esta belicosa posguerra le contamina de fundamentalismo las entrañas?
A saber qué religión inspirará la nueva enseñanza religiosa. Ahora no se ve claro qué buscan España ni Roma con esta regresión al Viejo Testamento. No parece un mero intercambio de cromos, tiene muy mal agüero democrático.
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