"La nueva poesía es de alta tensión lírica"
PREGUNTA: ¿Cuál es la situación de la poesía colombiana contemporánea?
RESPUESTA. El fenómeno de los festivales y la proliferación de poetas y de revistas de poesía harían pensar en la buena salud de la poesía en Colombia. Pero la publicación es difícil para muchos, pues las mejores editoriales no arriesgan nada al respecto y no puede hablarse tampoco de un público lector amplio, entre otras cosas por el precio de los libros. En términos generales puede hablarse de individualidades y no de propuestas de grupo o tendencias. Hasta hace muy poco observaba un auge de la poesía muy breve, supuestamente influida por el haikú. Dos grandes poetas de dos épocas distintas, Aurelio Arturo y José Manuel Arango, han creado una corriente de émulos, partidarios de una poesía muy contenida y de alta tensión lírica, con muy buenos frutos.
1. Creo que la narrativa pasa por un buen momento desde el punto de vista de las posibilidades de publicación. Esto conviene a los autores de calidad, que los hay, pero ha creado una especie de boom ficticio, que terminará por desinflarse. En poesía el fenómeno es opuesto: muy buenos poetas se encuentran con que no hay quien los edite. Por otra parte, hay mucha gente escribiendo, y un vigor creativo que contrasta con la carga de muerte que el país soporta, y la literatura brota en muchas partes como afirmación de vida.
2. Hay que nombrar a los consagrados, García Márquez, Mutis, Vallejo, Germán Espinosa, R. H. Moreno Durán, Óscar Collazos, y poetas como Fernando Charry, Giovanni Quessep y Juan Manuel Roca. Dentro de los escritores menores de cincuenta años hay nombres muy valiosos: William Ospina como ensayista, dueño ante todo de una muy buena prosa; Enrique Serrano y Héctor Abad en la novela; Julio Paredes en el cuento; Juan Felipe Robledo, Álvaro Rodríguez o Rómulo Bustos en poesía. Entre los muy jóvenes está Ricardo Silva. Todos ellos son escritores altamente responsables, que evitan caer en las modas y entienden la literatura como un compromiso con la lengua. Todo esto dentro de una línea más bien conservadora, como ha sido siempre en la literatura en Colombia, poco dada a los experimentalismos. La novela negra, la mal llamada novela urbana y por supuesto el tema del sicariato parecieran prevalecer en el terreno de la narrativa más joven.
3. No discuto el derecho de un país a proteger sus fronteras. Lo que no tiene disculpa es la forma bastante oprobiosa en que se trata al colombiano que solicita un visado a España.
Piedad Bonnett (Amalfi, Antioquia, 1951) es autora de los libros de poemas Nadie en casa (Simón y Lola Gubereck), El hilo de los días (Colcultura), Ese animal triste (Norma) y Todos los amantes son guerreros (Norma), y de la novela Después de todo (Alfaguara).
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