Los rebeldes de Liberia conquistan un puente estratégico en su avance
Taylor, dispuesto a dejar el poder en diez días si llegan tropas de paz
Los combates continuaban ayer en la capital de Liberia, Monrovia, pese a la oferta de los rebeldes de detener su ofensiva, pero sin retirarse a las posiciones estipuladas en el acuerdo de alto el fuego de hace un mes. Al igual que durante los últimos cuatro días, proyectiles de mortero, atribuidos por el Gobierno a los rebeldes, alcanzaron el centro de la ciudad, sin que se disponga de cifras sobre nuevas víctimas. Los rebeldes tomaban ayer el control del estratégico puente de Stockton Creek que une las áreas residenciales con el puerto.
El Gobierno del asediado presidente Charles Taylor pretende que los rebeldes no sólo detengan su ofensiva, como les ha instado Estados Unidos, sino que también se replieguen a las posiciones, fuera de la capital, que tenían el pasado 17 de junio, cuando se firmó en Accra, Ghana, un acuerdo de alto el fuego.
Respecto a la situación de los habitantes de la capital, el director del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU para Liberia, Justin Bagirishya, dijo que "esta crisis se está convirtiendo rápidamente en una catástrofe humanitaria". Señaló que "tenemos alimentos almacenados en Monrovia, pero es demasiado peligroso intentar repartirlos".
El Programa Mundial de Alimentos calcula en 300.000 las personas que han huido de sus hogares, frente a los 200.000 desplazados que había el mes pasado, y que se alojan como pueden en recintos públicos, como el estadio nacional o el aeropuerto, o en las calles de los barrios más alejados de los combates. Mientras las condiciones en Monrovia siguen empeorando, sus habitantes esperan ansiosamente la llegada de la prometida fuerza multinacional de paz, de un total de 5.000 efectivos y de los que 3.000 serán aportados por la Comunidad Económica de Estados de África del Oeste (CEDEAO). Nigeria se ha comprometido a contribuir al contingente con unos 1.500 soldados.
El presidente de EE UU, George W. Bush, ha condicionado cualquier envío de tropas a la salida del poder del presidente Charles Taylor, un antiguo señor de la guerra. Taylor se ha mostrado dispuesto a aceptar un exilio en Nigeria siempre y cuando se desplieguen tropas de paz en el país que garanticen una transición ordenada. En una entrevista con The New York Times, Taylor aseguró que dejaría el poder en "diez días" y cedería el poder al portavoz de la Cámara de Representantes, Yundueh Monorkomna.
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