La espiritualidad de la piedra
El japonés Takashi Kondo gana el Simposio Internacional de Esculturas en Fines con su crítica al materialismo
La reverencias de Takashi Kondo al público y al jurado de la quinta edición del Simposio Internacional de Esculturas de Fines (Almería), cuando se supo ganador del evento bianual, fueron numerosas. El guiño oriental de Takashi, escultor japonés de 39 años, al recoger su premio de 4.500 euros, placa y diploma fue una prolongación en sí de la obra con la que lo ha conseguido: una escultura que mezcla los valores orientales con los occidentales para hacer una feroz crítica al materialismo y al poder.
Su obra The meaning of zero, a la que el jurado ha dado la nota más alta "por su calidad en el proceso de ejecución, originalidad del concepto escultórico y por la unidad y el fruto del desarrollo de una elaboración continuada", plantea además, un mensaje espiritual. "Mundialmente, las cosas se multiplican de forma desordenada y llenan la tierra. Sin lugar a dudas, he aquí la idea de que poseer lo máximo posible nos lleva a la felicidad. ¿No estamos en posesión de demasiado sin considerar su necesidad? Los antepasados japoneses han tenido siempre un conjunto de valores bien distinto, que no tolera ninguna semejanza con los valores de los países occidentales (...)", reza la explicación que se exhibe junto a la obra.
Takashi, junto a otros nueve escultores de Italia, Israel, Holanda, Bélgica, Brasil, Turquía y España, ha trabajado 15 días en un bloque virgen de piedra, mármol blanco de Macael, para traducirlo en arte. El evento, organizado por el Consorcio Escuela de Mármol de Fines (Cemaf), persigue que cada dos años los 70 alumnos de esta escuela gocen del estímulo que supone ver la piedra trabajada por artistas de otros países.
No en vano, es la misma piedra que ha conseguido que el sector del mármol almeriense, la industria más importante en la provincia tras la agricultura, cerrara el ejercicio de 2002 con un balance de 138 millones de euros obtenidos por exportación a terceros países. "Este evento ha conseguido que se aprecie más el material, tanto por los escultores como por los propios constructores en general. Lo hacemos para promocionar la escuela y el mármol blanco Macael", dice José Juan Rubio, director del Cemaf.
El jurado, integrado por artistas, arquitectos, catedráticos y profesores del centro, ha valorado en cada trabajo la estética artística, el concepto escultórico y su mensaje, la realización técnica y las vicisitudes del montaje, además de la personalidad y formación de cada artista. Sin duda, la obra más llamativa para el público fue la de Luca Zuppelli, tercer clasificado que, con el trabajo titulado David sorprendió por la transición que plantea entre la tradición y la modernidad en la escultura valiéndose de la obra homónima de Miguel Ángel.
La organización paseará las obras por toda España mediante una muestra itinerante con objeto de dar cuenta de la espiritualidad de las piedras, si se sabe buscar, que se manipulan en aquella comarca.
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