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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Sufrir un atraco

Soy madrileño, vivo en Madrid y tengo 26 años. Anoche sufrimos un atraco mi novia y yo. Nos atracaron un grupo de chavales suramericanos armados con navajas. Sólo fue el susto, dinero en efectivo y los móviles. Tiene gracia, porque tuvieron la deferencia de darme la tarjeta del móvil. Ahora estoy asustado. Siento miedo e impotencia. He ido a denunciarlo a la comisaría, aunque tenga la sensación de que no va a servir de nada.

En esto se mezclan dos asuntos. El primero es la inmigración y el segundo la delincuencia. No creo que nadie sea mejor o peor por tener o no papeles, pero lo que sí creo es que hay gente buena y mala. Estoy harto de la demagogia de los políticos, que desde sus urbanizaciones de lujo se permiten pedir "papeles y viviendas para todos". Estos políticos no viven en mi barrio, Tetuán, ni en Latina, ni en Lavapiés, ni en el de mi novia, San Blas. Desde sus casas con seguridad privada las 24 horas del día es muy fácil y gratuito exigir derechos. Nunca los van a tener de vecinos. Y no me refiero a gente buena y trabajadora. Me refiero a gente mala que viene a robar. Si algo nos sobra en España son, precisamente, ladrones.

Anoche tuve la sensación de que el suramericano, que no llegaba a los 20 años, que me amenazaba con una navaja no tendría ningún reparo en clavarme la navaja y luego robarme. Y no porque estuviera nervioso, sino porque me dio una sensación de frialdad absoluta. Ese chaval no valora la vida humana. A lo mejor es porque en su país la vida no tiene valor. Lamento profundamente las condiciones en las que se encuentran esos países, de corazón. Pero creo que precisamente esas condiciones son las que motivan que esta gente entre en un círculo vicioso. Me explico: si un chaval suramericano viene aquí con 16 años, ese chaval ya viene maleado, porque, y estoy generalizando, en su país no ha recibido una educación. Entonces, ese chaval aquí, en España, va a ser imposible de integrar en el sistema educativo. Y esa delincuencia la sufrimos nosotros, los españoles. No quiero caer en algo que sería muy fácil: "España para los españoles". Porque sería terrible. Pero sí quiero incidir en la solución del problema. Cambiar las leyes, endurecer las sanciones y supeditar la estancia de los padres al buen comportamiento de los hijos. El incrementar el número de policías no es la medida adecuada. La policía está para hacer cumplir la ley y, actualmente, la ley es muy permisiva con estos delincuentes "menores".

Entonces, señores políticos, tomen medidas. Estamos hartos y pensamos que la solución que nos queda es alejarnos del problema. En mi caso, abandonar la ciudad que amo, Madrid, y marcharme a vivir fuera, a un lugar donde pueda tener una calidad de vida y recuperar mi dignidad como ser humano. Esa misma dignidad que ustedes piden para los inmigrantes la pido yo para los ciudadanos de a pie.

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