La liberación de los rehenes del Sáhara abre la polémica en Alemania por el pago de rescates
Berlín se plantea exigir a los secuestrados que contribuyan a los gastos de su repatriación
La alegría y alivio por la liberación de los 14 rehenes prisioneros durante seis meses en el Sáhara en poder de un grupo radical islamista duraron poco en Alemania. Mientras los rescatados volaban en un avión de la Fuerza Aérea alemana desde Malí al aeropuerto de Colonia, donde aterrizaron ayer por la la mañana, se imprimían los periódicos con la polémica sobre quién debe pagar la operación de rescate más costosa que se recuerda en el país. El martes, el canciller federal, Gerhard Schröder, expresó su satisfacción por el desenlace del secuestro, que duró casi medio año.
Hasta 32 rehenes de varios países europeos cayeron desde finales de febrero hasta abril en el desierto del Sáhara en Argelia en manos del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate, caracterizado como islamista radical. Schröder advirtió en sus palabras sobre la liberación de los rehenes, "en esta hora de alegría", que también el caso debe servir de "advertencia a nuestros compatriotas para que preparen viajes en los que esté garantizada la seguridad". Al mismo tiempo, el canciller alemán agradeció a los presidentes de Malí y Argelia su colaboración para el feliz desenlace del secuestro. Schröder, del socialdemócrata SPD, señaló que considera importante para el futuro que los secuestradores no queden sin castigo y por eso "los organismos de seguridad alemanes apoyarán a nuestros socios de Malí y Argelia para capturar a los autores del secuestro y llevarlos a los tribunales".
No quiso Schröder responder a la pregunta de si se ha pagado rescate: "El Gobierno federal no responde a ese tipo de preguntas y tiene buenos motivos para ello". Bajo cuerda, como secreto a voces, circula que la cantidad pagada por el rescate de los últimos 14 rehenes, que regresaron ayer, asciende a 4,6 millones de euros. Todo parece indicar que Alemania ha delegado en Malí el trabajo sucio de hacer llegar el dinero a los secuestradores. Malí recibirá en forma de "ayuda al desarrollo" la recompensa por esa mediación humanitaria.
Los rehenes apenas contaron nada a la prensa a su llegada a Alemania. Se argumentó que ahora deben buscar sosiego en el ámbito familiar y se supone que algunos necesitarán ayuda psicológica para superar el impacto postraumático. También se especula con la venta de exclusivas. Si se aplica de forma estricta la normativa consular alemana, que obliga a responder a los gastos derivados de la "ayuda necesaria" prestada, los rehenes van a necesitar los ingresos de la venta de sus penalidades. La norma es tajante: "El receptor de la ayuda está obligado a reponer los gastos ocasionados", y de forma subsidiaria, los familiares.
La polémica esta abierta. El subjefe del grupo parlamentario democristiano (CDU / CSU) en el Parlamento Federal (Bundestag), Wolfgang Bosbach, sostiene: "Los que asumen peligros con ligereza deben atenerse al deber de contribuir a los gastos de salvamento". En la misma línea argumenta el jefe del partido liberal (FDP), Guido Westerwelle.
El último grupo, nueve alemanes, cuatro suizos y un holandés, llegó ayer a primera hora a Colonia. Los liberados recordaron la trágica muerte por insolación de una rehén, Michaela Spitzer, el 28 de junio. En ocasiones los secuestrados sólo recibían dos litros de agua al día con temperaturas próximas a los 50 grados, declaró Rainer Bracht al llegar a su ciudad natal, Detmold, en Wesfalia. Según Bracht, el trato recibido fue correcto todo el tiempo, "los secuestradores compartían con nosotros lo que tenían".
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