Sufrimiento
Estoy cansada de enfadarme viendo sufrir a mi hermana. He tenido que oír de mi médico en urgencias en el Doce de Octubre que llevara a mi hermana ciega a una residencia asistida. Pensé que los médicos estaban para curar no sólo lo físico, sino también a veces el alma. Los familiares de personas con enfermedades nos vemos muy afectados. Esta sociedad cada vez huele peor, sólo lo bonito importa, como si con el tiempo toda la belleza exterior desapareciera.
Entre mi hermana y yo no han desaparecido el cariño ni los recuerdos y por eso lucho. No quiero que haya gente que, algunas veces por la impotencia, tienes ganas de terminar con esta lucha. Mi hermana tiene 74 años. Su marido, desde que se quedó ciega, ha querido llevarla a una residencia, pero yo no lo he consentido.
Por favor, interésense por esto y por la situación en los ambulatorios. Es realmente penoso ver en allí a un montón de personas mayores esperando dos horas en el mejor de los casos.
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