Argentina logra carta blanca del FMI
Kirchner alcanza un acuerdo genérico sin compromisos concretos, lejano a la tradición del Fondo
Veinte de los 24 miembros que integran el Comité Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobaron ayer el acuerdo con Argentina por el cual se prorroga a tres años el pago a dicho organismo de 12.500 millones de dólares, vencidos el pasado 31 de agosto de 2003, al tiempo que aceptaron extender los plazos para el desembolso de 2.430 millones de dólares que Argentina dejó de abonar el pasado 9 de septiembre. El Gobierno de Néstor Kirchner ha conseguido este acuerdo gracias a su intervención personal, oponiéndose a aceptar compromisos precisos en la aplicación de las tradicionales recetas del Fondo.
La reunión del Comité Ejecutivo comenzó a las nueve de la mañana (las once hora peninsular española) y acabó dos horas más tarde. El acuerdo, según dijo una fuente, ya estaba masticado. Sin embargo, fue imposible conseguir sacarlo adelante por unanimidad. Aquellos países que en enero pasado ya se habían opuesto o abstenido, con ocasión de la firma del acuerdo de ocho meses que ayer se transmutó en un acuerdo de tres años, volvieron a manifestar sus críticas.
El director ejecutivo de Holanda, Jeroen Kremers, fue, según las fuentes, el zurriago de Argentina. Le siguieron otros tres: Fritz Zurbrügg, representante de Suiza; Ian Benett, de Canadá, y Michael Callaghan, por Australia. Un quinto director ejecutivo, Willy Kiekens, de Bélgica, hizo una valoración crítica del acuerdo, dejando constancia de sus objeciones en aras de la transparencia, pero señaló, más tarde, que las autoridades belgas le habían encomendado apoyarlo. Las objeciones de estos países y las dudas de otros que finalmente dieron su respaldo se resumen en una sola: el FMI ha suscrito un acuerdo que puede suponer un cheque en blanco para el Gobierno de Néstor Kirchner.
Respiro para las arcas
¿Cheque en blanco? El acuerdo no supone dinero fresco para las arcas de Argentina, pero le ofrece un respiro al reescalonar una deuda vencida de 12.500 millones el 31 de agosto de 2003. Ahora dicha deuda es prorrogada en tres años. Además, el vencimiento de 2.340 millones de dólares del pasado 9 de septiembre, que Argentina dejó de pagar (default), se ha renovado según el acuerdo aprobado ayer.
Nuevo dinero, esto es, cantidades frescas, no hay. El saldo del FMI con Argentina será el mismo que el actual al cabo de los tres años, lo que quiere decir que el Fondo no asume más riesgo. Sin embargo, como se trata de un acuerdo stand-by o de crédito contingente, el FMI suele ser implacable con los países que golpean a su puerta. Esto es: se les exige una serie de compromisos en materia monetaria y fiscal con plazo de cumplimiento. Y la debilidad en aplicar esas medidas, por otra parte, suele desencadenar medidas punitivas.
Precisamente, los países que se abstuvieron ayer han recordado esta tradición. A sus ojos, el acuerdo supone una discriminación con otras naciones deudoras más pequeñas y, por tanto, han advertido de que es un mal precedente. "Puede darse el caso de que el FMI siempre ha debido comportarse como ahora lo está haciendo con Argentina, pero en todo caso esta conducta supone una ruptura y puede traer consecuencias", dijo un director ejecutivo que pidió mantener su nombre en reserva. "A Argentina, el FMI le trata ahora como amigo; a otros países, quizá más pequeños, sigue dándoles el trato de enemigos", añadió.
El responsable del FMI para el Hemisferio Occidental, Anoop Singh, y el jefe de la misión en Buenos Aires, John Dodsworth, explicaron en la reunión del Comité Ejecutivo que el presidente argentino se había implicado personalmente en el acuerdo y que ello era una muy buena señal. "La gente ha criticado la carta de intenciones sin leérsela. Kirchner la corrigió personalmente y pienso que merece una oportunidad. Sé que las empresas y los medios de comunicación van a ser muy críticos, pero también entiendo que hay que dar a un Gobierno joven, que acaba de asumir, la posibilidad de llevar adelante estas reformas", dijo a este diario John Dodsworth.
Acreedores privados
En la carta de intenciones, el único compromiso asumido por el Gobierno argentino se refiere al superávit fiscal para 2004, que será del 3%. Según dijo Anoop Singh, "el superávit del 3% es una buena cifra". La idea es que los objetivos fiscales para los años 2005 y 2006 serán establecidos una vez que Argentina llegue a un acuerdo para reestructurar deudas con los acreedores privados por valor de 100.000 millones de dólares, cuyos pagos fueron suspendidos al declarar una moratoria unilateral a finales de 2001. "Yo mismo me he pasado casi 15 meses yendo y viniendo a Buenos Aires después de la suspensión de pagos. Y creo que ha habido un avance. Kirchner refleja con su preocupación dicho avance", dijo Singh.
El ministro de Economía argentino, Roberto Lavagna, que ya lleva dos días en Dubai, se dispone mañana, lunes, a exponer ante los acreedores privados la propuesta para iniciar las negociaciones de reestructuración. Argentina ha contraído los casi 100.000 millones de deuda con sus acreedores privados nada menos que a través de 160 instrumentos financieros -entre préstamos, bonos nacionales y provinciales, y productos hechos a la medida de sus acreedores, en los años noventa-, lo que exigirá un trabajo de simplificación importante. Hasta ahora, como aperitivo de la negociación, el Gobierno argentino ha lanzado versiones sobre sus exigencias, en el sentido de que buscará una quita -cancelación o pérdida por parte de los acreedores- del 60% de lo adeudado, algo que se interpreta como una posición de fuerza inicial.
Fuentes consultadas dijeron que el acuerdo aprobado ayer es el resultado del cambio de posición de Estados Unidos en los últimos meses. El presidente George W. Bush, tras recibir al presidente Kirchner el pasado mes de julio en la Casa Blanca, dio instrucciones al secretario del Tesoro, John Snow, para que tomara contacto con el ministro Lavagna, a quien invitó a su vez a Washington, antes de trasladarse él mismo a Buenos Aires.
Una carta sin letra pequeña
Quien busque la letra pequeña en la carta de intenciones firmada sentirá una frustración. Simplemente, no existe. Ayer, en la reunión del Comité Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI), el representante de Argentina, Guillermo Zoccali, dijo que su Gobierno hará pública la carta y el documento que contiene la recomendación técnica de los expertos del FMI. Pero ayer, el Fondo se anticipó. Y, en su comunicado, resumió los principales puntos. Fuentes que han tenido acceso a la carta de intenciones dijeron a EL PAÍS que el resumen contiene la esencia del acuerdo. He aquí los principales puntos:
- Crecimiento e inflación: El producto interior bruto (PIB) crecerá un 5,5% en 2003 y se mantendrá en torno al 4% en 2004. La inflación básica irá en torno a cifras de un dígito.
- Política fiscal: El objetivo es consolidar un superávit primario [sin computar pago de intereses de la deuda] en niveles suficientes para cubrir pagos netos de la deuda no suspendida y las obligaciones que puedan resultar de un acuerdo de reestructuración [con los acreedores privados].
- Reformas fiscales: Se buscará sostener el programa de consolidación fiscal y facilitar la resolución de las distorsiones fiscales. Las reformas tienen un ritmo dirigido a lograr el consenso. Las autoridades se comprometen a presentar una ley de reforma fiscal e intergubernamental en el Congreso durante 2004, con la idea de introducirla en la elaboración del Presupuesto del Estado para 2005.
- Política monetaria: El objetivo es continuar desarmando las expectativas inflacionistas. La oferta monetaria crecerá sobre todo por la acumulación de reservas internacionales de divisas. Se espera adoptar, a finales de 2004, un objetivo de inflación y poner en marcha reformas para conseguir la independencia del banco central.
- Política bancaria: El plan aspira a fortalecer el saneamiento de todo el sistema y lograr que los bancos públicos salgan adelante. A finales de 2003, se piensa compensar por la pesificación e indización asimétrica [como resultado de la devaluación de la moneda a primeros de 2002 ]. Las autoridades se comprometen a determinar el impacto de los recursos de amparo dictados por los jueces contra las entidades bancarias y apuntar medidas para fortalecer el sistema en 2003.
- Reestructuración de la deuda: Se avanzará en las negociaciones con los acreedores del exterior con la idea de concluir a mediados de 2004.
- Empresas de servicios públicos: Las autoridades intentan obtener la aprobación en el Congreso de una nueva ley que otorgue al Ejecutivo poderes para renegociar las concesiones de los servicios y aplicar aumentos provisionales de tarifas.
- Marco legal: Se revisará la eficacia de la ley de quiebras con la idea de establecer un marco regulatorio que ayude a la reestructuración de la deuda de las empresas.
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