Álava exige el cierre "inmediato" de la central nuclear de Garoña
Las Juntas Generales (Parlamento provincial) de Álava acordaron ayer, con el único voto en contra del PP, exigir "el cierre inmediato y definitivo" de la central nuclear de Santa María de Garoña, situada en el valle de Tobalina (Burgos), a 32 kilómetros de Vitoria. Garoña, construida en 1971, es la segunda central más antigua de España, por detrás de la de Zorita. Hace cuatro años obtuvo licencia para prorrogar su funcionamiento hasta 2009. La empresa que la explota, Nuclenor, trabaja para llegar a ese año "en las mejores condiciones" y pedir que siga su actividad.
La presencia de la planta, sin embargo, inquieta a la población de Álava, limítrofe con Garoña. Ayer se debatió por tercera vez en las Juntas Generales la petición de cierre. El resultado fue abrumador: el PNV, EA, los socialistas, Izquierda Unida y Unidad Alavesa, que suman 35 votos en una Cámara compuesta por 51 procuradores, pidieron no sólo el cierre de la central, sino también el sellado de la piscina de almacenamiento de residuos de alta intensidad. El PP, que gobierna en Álava, votó en contra porque asegura que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) "nunca ha puesto en duda la seguridad de la central".
Según un estudio del Instituto Austriaco de Ecología Aplicada, Garoña ocupa el puesto 22º entre las instalaciones nucleares más peligrosas de Europa, y el primero entre las centrales españolas. El CSN, tras observar la planta burgalesa este año, ha detectado un crecimiento en la profundidad de las grietas en los tubos del reactor.
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