90 ilustraciones de Juan Gris descubren al dibujante de prensa

"Juan Gris antes de Juan Gris" aparece en la exposición Juan Gris y la prensa

(1904-1912), según Juan Manuel Bonet, el director del Museo Nacional Reina Sofía, de Madrid (Santa Isabel, 52), en cuya segunda planta se han montado 90 dibujos que señalan su trabajo como ilustrador de prensa, que coincide con el primer periodo de su producción artística, antes del Gris cubista.

Gris ha sufrido un dilatado silencio en su país, que se prolongó hasta los años ochenta, según Juan Manuel Bonet. La exposición reconstruye "la prehistoria del pintor", con sus ilustraciones en revistas españolas y francesas, la mayoría humorísticas, ya que tuvo "talento para la sátira, siendo el humor un ingrediente básico de la vanguardia". La exposición, patrocinada por Unicaja, estará en Madrid hasta el 19 de enero para viajar después al Palacio Episcopal de Málaga.

Paloma Esteban, conservadora del museo, que prepara una retrospectiva de Gris para 2005, ha comisariado la muestra con una intención didáctica, al montar en paralelo las ilustraciones originales del pintor y sus reproducciones en las revistas. En una primera sala aparecen reproducciones en revistas (Le

Rire, Le Frou-Frou, Le Cri de Paris, L'Assiette au Beurre, Papitu, Le Té

moin y otras) cuyos originales han desaparecido. Desde sus primeras colaboraciones en las revistas literarias Papel de Estraza y Renacimiento Latino hasta sus primeros cuadros cubistas, Gris realizó más de 650 dibujos y viñetas tipográficas que se conservan en museos y colecciones privadas españolas y francesas. La exposición muestra por primera vez esta producción, que ha sido investigada por Raymond Bachollet en su catálogo razonado Juan Gris, dibujante de prensa. De Madrid a

Montmartre, publicado en español por Ediciones El Viso. Bachollet dedica su obra al hijo del artista, Georges González-Gris, que falleció el pasado septiembre. Bachollet dijo ayer que Gris había sido "muy falsificado". El Reina Sofía admitió en 2001 la acuarela Mujer en el

tocador como dación del coleccionista Lalo Azcona, que resultó falsa.