"Donde hay una guitarra, veo una ventana y quiero asomarme a ella"
Juan Diego Mateos Reina (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1969) se inició en el toque jerezano con maestros como El Carbonero y José Luis Balao, con apenas diez años. Estudió con Manolo Sanlúcar y Luis Balaguer, hasta que el ballet infantil Albarizuela le dio su primera gira internacional. Presenta hoy su primer disco en solitario, Luminaria, en los Reales Alcázares de su ciudad natal.
Pregunta. ¿Es Jerez la última reserva espiritual del flamenco?
Respuesta. Hombre, yo no soy gurú... Algo tiene esta tierra que conserva la esencia del flamenco, un encanto especial. Pero cualquiera, desde cualquier lugar, puede ser el dueño de esa moneda.
P. Y al final, todos los flamencos se marchan a Madrid...
R. Yo estuve allí nueve años por una cuestión económica pura y dura. En Andalucía hay muchos artistas y no existen posibilidades para todos.
P. ¿Mientras Paco de Lucía viva, es un techo para cualquier guitarrista?
R. He tenido la suerte de mantener muchas conversaciones con el maestroy he llegado a una conclusión parecida. Paco es una luz que nos indica a todos el camino que tenemos que seguir. Hasta que lleguemos donde él está y sigamos avanzando por el túnel... uf.
P. ¿Qué le enseñó tocar para el baile?
R. Sobre todo, mucha seguridad en el ritmo. Tienes que ir cuadrando y poner de acuerdo a siete personas. Tocar para el baile te da unas reglas que luego puedes saltarte, pero haciéndolo a voluntad, conociéndolas.
P. ¿Cambia el chip para acompañar a una cantaora como Remedios Amaya y, por ejemplo, a un músico como Jorge Pardo?
R. Creo que los dos cantan muy bien, una con la voz y el otro con el saxo. Sólo hay diferencia en la personalidad y sensibilidad de cada uno. Pero al lado de uno y de otro, yo sólo puedo ser otra cosa que Juan Diego.
P. Trabajar con Tomasito es otra cosa.
R. Es super divertido. Lo suyo es tan serio como lo otro, pero te además te enseña el desenfado y la locura. Y en eso, Tomás es el rey, es increíble, comunica directamente con el público, sin complejos ni barreras. Es artista desde que se levanta, le canta hasta a los semáforos...
P. El éxito de un guitarrista es vender ¿cuánto?
R. No sé, creo que nuestro éxito no se mide por las cifras. Es algo más interior, más personal. Es poder plasmar tu música, tu forma de ver la vida. Dar tu mensaje e intentar que llegue.
P. Cuando ve una guitarra, en una silla o tras un escaparate, piensa en...
R. Veo una ventana. Y siento deseos de asomarme a ella, ver qué hay al otro lado.
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