'Síndrome de inseguridad'
Los vecinos del Turó de la Peira, preocupados por el aumento de los delitos en un barrio, hasta hace poco, tranquilo
Crispación en el Turó de la Peira a raíz del asesinato del dueño de un bar hace dos semanas en la plaza de Olof Palme de Barcelona. El síndrome de inseguridad se ha disparado después de ese suceso, especialmente entre los comerciantes de Nou Barris, que son objeto de frecuentes atracos. La manifestación del pasado domingo, convocada por un colectivo que empapeló las paredes del barrio con un cartel en el que aparece la foto de la víctima, acabó de soliviantar los ánimos en un lugar tradicionalmente tranquilo y donde, hasta hace poco, todos los vecinos se conocían. Tras las quejas, se observa estos días más vigilancia policial en las calles, pero desde la asociación de vecinos se teme que cuando se serenen los ánimos se vayan.
Las causas de la actual situación tienen diversas lecturas. Mientras que un sector del barrio considera que es cuestión de aumentar la vigilancia policial basándose en que han aumentado los tirones y los robos en los comercios, otro sector opina que hacen falta educadores de calle que traten de motivar a los jóvenes en paro que se pasan días enteros con las jaulas de pájaros en la calle o bebiendo en los bares.
Antonio Silva, presidente de la Asociación de Vecinos del Turó, explica que la muerte del dueño del bar ha sido la gota que desbordó el vaso y añade que el pasado fin de semana "reventaron el bar del campo de fútbol". A un vecino le robaron hace un par de días el motor entero de la furgoneta que tenía aparcada en la calle. Pese a constatar la inquietud reinante, Silva trata de tranquilizar las cosas, califica de "exaltados" a los convocantes de la manifestación del pasado domingo y añade que no tienen nada que ver con la entidad.
La extremada lentitud con que se está llevando a cabo la renovación de las viviendas con aluminosis -en el Turó de la Peira se descubrió hace ahora 13 años el problema de la aluminosis- no es ajena al aumento de la delincuencia, según la dirigente vecinal Roser Poveda. En los bloques que van quedando deshabitados hay menos población y poca iluminación, lo que es aprovechado por los delincuentes para actuar.
Nada ha sido igual en este rincón de Nou Barris desde que se descubrió que las vigas de los pisos eran de un cemento que se deshacía con la humedad y el calor. Hay familias que al fin ya viven en los pisos nuevos, pero otras muchas prefirieron vender el suyo cansados de esperar la reparación que no llegaba y se marcharon a otra parte.
La cuarta parte del parque de viviendas del barrio sigue siendo propiedad de la empresa que las construyó, Sanahuja. Ésta alquila sus pisos en buena medida a emigrantes a precios que nadie acierta a señalar, pero que creen que deben ser altos porque en una vivienda de a penas 40 metros cuadrados viven hasta 15 o 20 personas. A través de las ventanas los vecinos observan literas de tres pisos.
Para hoy está previsto que una comisión de vecinos se reúna con el concejal del distrito,José Cuervo, y con el comisario del Cuerpo Nacional de Policía de Nou Barris para afrontar los problemas de la seguridad ciudadana. Los vecinos consideran que la máxima responsabilidad en materia de seguridad es de la delegada del Gobierno, Susana Bouis, según un comunicado de la asociación del Turó.
Para el próximo viernes está convocada una nueva asamblea de vecinos y comerciantes. En las últimas semanas, la asociación ha mantenido contactos con el Ayuntamiento para tratar el problema. Todas las partes están de acuerdo en que conviene apaciguar los ánimos.
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