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Columna
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Seguridad en el correo

Chiqui de la Fuente

EL USUARIO DE A PIE de la red de redes todavía no se fía mucho de la seguridad que este medio proporciona. Como dato palpable de este recelo, basta con mirar las estadísticas del comercio electrónico (por lo menos en España).

Cuando se debe enviar un e-mail con información confidencial, mucha gente se cuestiona si no sería mejor mandarlo de forma tradicional. Pero hay sistemas que, aunque no aseguran la confidencialidad al 100 % (pero casi), pueden ayudar a desterrar esa idea.

Cuando se envía un correo electrónico, el mensaje no se dirige directamente al destinatario, sino que durante el camino pasa por varios servidores que sirven de enlace hasta su llegada al punto de destino. En este tránsito, dicho mensaje puede ser leído por terceras personas. Cualquiera con acceso a esos ordenadores y con malas intenciones podría acceder a los mensajes con la consiguiente violación de la intimidad del remitente (hay que puntualizar que es realmente difícil que eso ocurra).

Más información
PRETTY GOOD PRIVACY:

Para solucionar este problema se puede utilizar una aplicación llamada PGP (Pretty Good Privacy, algo así como Privacidad bastante buena) que protege mediante un complicado sistema, pero bastante fácil de utilizar, los mensajes, así como sus ficheros adjuntos.

Usando esta herramienta, los mensajes no viajan tal como se escribieron, sino que van cifrados (codificados), descifrándose únicamente en su destino.

El sistema utilizado es bastante simple: el PGP cifra cualquier mensaje o fichero mediante dos llaves (claves) personalizadas; una es de dominio público, y otra solamente la conoce el propietario. Estas llaves son un trozo de información cifrada, una de las cuales (la pública) es adosada al final del mensaje, pegando ese trozo de información cifrada tal como si fuera una firma.

Cualquier usuario al que se mande un mensaje cifrará su respuesta con esa llave que previamente el destinatario le ha suministrado, lo mandará y luego el destinatario y sólo el destinatario será capaz de descifrarlo, porque es el único que tiene la segunda llave. A su vez, como ese usuario estará usando PGP, suministrará con su primera respuesta su propia llave pública, y es entonces cuando se inicia ya la comunicación cifrada. Todas las llaves quedan almacenadas en una especie de agenda que posibilita automatizar las operaciones. El PGP reconoce la persona y su llave.

Esto que parece tan complicado, en la práctica, es bastante sencillo, ya que esta aplicación se integra muy bien con los programas de correo electrónico, por lo que una vez instalada se realiza de modo transparente.

PGP está disponible para todos los sistemas operativos. Además, es totalmente gratuito y se puede descargar en un montón de sitios, pero el oficial es PGPI.

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Sobre la firma

Chiqui de la Fuente
Es responsable de Formación de Redacción y ha desarrollado toda su carrera profesional en EL PAÍS en diversos departamentos: Nuevas Tecnologías, Confección, sistemas editoriales... Es autor del blog Publizia y tiene una perra que se llama Rosca.

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