El Archivo de Moneo exhibe una selección de obras maestras de la pintura española

Francisco de Goya pintó El conjuro o Las brujas entre los años 1797 y 1798. Se trata de una obra maestra de apenas 43 por 30 centímetros que condensa la onírica genialidad del creador aragonés y es, al decir de los expertos, el cuadro de brujería más importante de la historia de la pintura. Las brujas se exhibe en el Archivo General de Navarra, rediseñado por Rafael Moneo, hasta mediados del mes de enero, junto a otras 30 lienzos de maestros de la pintura española como Zurbarán, El Greco, Ribera, Rizi o Coello.

Las pinturas son una selección de los fondos de la Fundación José Lázaro Galdiano -Beire (Navarra), 1862; Madrid, 1947)-, el abogado, editor y bibliófilo navarro cuya colección de pintura española es la tercera en importancia del país tras El Prado y la Academia de San Fernando y que, a su muerte, fue donada al Estado junto a un total de 12.600 piezas artísticas y una biblioteca de 20.000 títulos.

En febrero de 2004 la Fundación Lázaro Galdiano abrirá al público, tras más de dos años de obras, el remozado palacio-museo del Parque Florido, en la calle Serrano. Allí recalarán definitivamente las obras expuestas en Pamplona, que acaban de ser exhibidas en pinacotecas de Estados Unidos.

La muestra, patrocinada por Caja Navarra, reúne, además de Las brujas, otras tres obras de Goy, entre ellas el El baile de la era; un Retrato de Felipe II, de Juan Pantoja; dos lienzos de El Greco, San Francisco en éxtasis y Noli me tangere. Incluye también otras piezas maestras de Francisco Herrera (San José con el niño.1645), Francisco de Zurbarán (La Virgen de la Merced), Juan Carreño (Carlos II, 1670), José de Ribera (Santo asceta penitente), Claudio Coello (Inmaculada Concepción) y Sebastián Herrera (Carlos II, niño).

Lázaro Galdiano adquirió intuitivamente una amplia colección artística. El editor navarro estudió derecho, ejerció el periodismo y fundó en Madrid su propia editorial, La España Moderna, en cuyas revistas publicaron Unamuno o Emilia Pardo Bazán. Abandonó España al estallar la guerra civil y en París y Estados Unidos engrosó aún más sus fondos artísticos.

La exposición, que ocupa el espléndido salón de actos del Archivo General de Navarra, edificio medieval reconvertido por Rafael Moneo en un moderno centro de investigación bibliográfica, incluye asimismo lienzos de Ricardo de Madrazo, Juan Gálvez, Zacarías González, Eugenio Lucas Velásquez, Agustín Esteve, Bernardo López o Leonardo Alenza.