Ben Affleck, un ingeniero sin memoria en 'Paycheck'
El actor presenta en Madrid la película de ciencia-ficción de John Woo y adelanta que está escribiendo otra historia con Matt Damon
Poco queda del Ben Affleck que bebía como agua vodkas dobles con zumo de arándanos, viajaba de promoción con sus colegas y cerraba los bares de no importa dónde. Ayer promocionó en Madrid su última película, Paycheck (que se estrena en España el día 23), y su agenda era la de un chico bueno. En tres días había concedido entrevistas en Alemania, Francia y Reino Unido. Ayer pensaba visitar el Museo del Prado, hablar de nuevo con la prensa y coger en el aeropuerto de Torrejón un avión privado que le llevaría directamente al Festival de Sundance.
Habla spanglish con acento mexicano y desconcierta a "los escribientes", como él dice. "Me dicen que tengo un acento muy simpático, y yo pienso que ustedes también lo tienen, porque es como si tuvieran un impedimento en el habla, siempre con la zeta", recrimina entre risas el artista, que a los 13 años vivió en México. "Sé que hablo español como un niño de cinco años, pero mejor que los gringos, y eso me hace pensar que soy una persona cultivada", bromea.
"Borré de mi cabeza a Cary Grant porque hubiera sido intimidatorio"
Woo se inspiró en Cary Grant en Con la muerte en los talones y, como él, Affleck pasa la mayor parte del tiempo con un traje gris, del que se hicieron 47 idénticos por la dureza de las escenas de acción. "Si miras con atención, hay tomas de homenaje a Hitc. Yo borré de mi cabeza a Cary Grant porque hubiera sido intimidatorio", explica el actor de Pearl Harbor, enfadado de que las aseguradoras no le permitiesen rodar las secuencias más peligrosas.
Como su padre, pasó en 2002 por un centro de desintoxicación de alcohol y dice no arrepentirse: "Creo que las cosas buenas y las malas son las que nos hacen, y sería un error borrarlas porque son las que construyen nuestro carácter". Es un sex symbol. Por sus brazos pasó año y medio Gwyneth Paltrow y, más brevemente, Pamela Anderson, Sandra Bullock e incluso se dice que Chelsea Clinton. Pero la que parece haberle metido en vereda es Jennifer López, con la que este verano canceló la boda alegando presión mediática. Parece llevarlo bien: "No puedo controlar a quien va a escribir la pieza sobre nosotros. Es un problemita para mí, porque cuando eres actor quieres que la audiencia no sepa mucho de tu vida personal. Resulta más difícil que se crea tu personaje, pero otros tienen este problema, como Tom Cruise y Penélope Cruz, y triunfan".
Vive en el glamour de Hollywood pero no quiere olvidarse de sus orígenes en el cine independiente. "Las grandes producciones con mucho dinero permiten hacer mundos diferentes, pero las independientes son mejores para los actores porque las historias son más de personajes, no se añaden efectos especiales", reflexiona el actor de Shakespeare in love. "Estuve ahorita en Alemania con mi amigo Matt Damon hablando de cómo queremos escribir un guión y estará en un año. Es una historia similar a la de Will Hunting, en Boston y sobre personas, no de conceptos superiores", relata. También con Damon fundó la compañía Live Planet Inc para crear el proyecto Greenlight, una competición por Internet para jóvenes guionistas, cuyo ganador recibe un millón de dólares de Miramax para rodar la película. "Ahora me voy a Sundance para presentar la tercera edición, porque yo recibí el apoyo en mis inicios y quiero que éste revierta en otros ahora".
Babelia
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