Carod se muestra abierto a la enseñanza del árabe en las escuelas si hay demanda
Duran Lleida rechaza la propuesta aduciendo: "Acabaríamos desnaturalizados como pueblo"
La enseñanza del árabe en el sistema escolar público catalán tendrá el mismo tratamiento que la de los idiomas extranjeros para los que existe una cierta demanda y no son el inglés, que es obligatorio. Es decir, se facilitará su aprendizaje como cuarto idioma, como actividad extraescolar fuera del horario lectivo en las colegios donde haya alumnos que lo pidan. El conseller en cap, Josep Lluís Carod, se mostró incluso abierto a ceder las instalaciones escolares cuando lo soliciten colectivos de padres para esta finalidad. "Para clases de lengua árabe, no de otras materias", precisó. El Departamento de Enseñanza advirtió, no obstante, de que esta demanda no podrá atenderse durante este curso ni el siguiente.
La ministra delegada de Asuntos Exteriores de Marruecos, Nouzha Chekrouni, pidió el miércoles al Gobierno catalán que la escuela pública incluya la enseñanza de alguna asignatura de árabe o en árabe, aunque sea optativa, para los hijos de los marroquíes que viven en Cataluña. El Departamento de Enseñanza explicó ayer que la enseñanza del árabe está prevista en el Plan de Enseñanza de Lenguas, pero "siempre en horario no lectivo y fuera del currículo escolar".
Fuentes de este departamento indicaron que los cónsules de Italia y de China han pedido también al Gobierno de la Generalitat la enseñanza del italiano y del chino en determinadas escuelas, en las que se concentran alumnos interesados en ellas. "El árabe tendrá el mismo tratamiento que estos idiomas o cualquier otro para el que exista demanda suficiente", dijeron.
Carod explicó que se estudiará la posibilidad de poner en marcha estas clases a partir del próximo curso y en zonas en las que exista una importante inmigración, informa desde Girona, Gerard Bagué. El conseller, que asistió a la toma de posesión de la nueva delegada territorial de la Generalitat, Pia Bosch, recordó que el sistema escolar público tiene el catalán como lengua vehicular y que su objetivo es que los alumnos finalicen la enseñanza obligatoria con dominio del catalán y del castellano, y conocimiento del inglés.
Es también un objetivo del actual Gobierno mejorar el rendimiento en la enseñanza del inglés, que se considera muy deficiente, e introducir en la medida de lo posible el aprendizaje optativo de un cuarto idioma.
Uno de las dificultades para atender la demanda marroquí es la presupuestaria. El Departamento de Enseñanza pretende negociar con los interesados en la enseñanza de un cuarto idioma fórmulas de colaboración para costear estas clases. Otra dificultad es la relativa a los contenidos, sobre los que existen no pocas prevenciones porque, en el caso de la lengua árabe, se teme que este tipo de clases puedan ser utilizadas para adoctrinamiento ideológico. "Abriremos conversaciones, pero en ningún caso será para el año que viene", dijeron fuentes del departamento.
La petición de la ministra marroquí no es, sin embargo, una novedad. El Consejo Islámico de Cataluña llevaba más de tres años negociando con el anterior Gobierno catalán la introducción de una asignatura de lengua y cultura árabe. La pretensión de este consejo era que estas clases se impartieran en el horario correspondiente a la clase de religión. El anterior Gobierno se había mostrado también inicialmente abierto, pero no había podido superar todavía los numerosos obstáculos surgidos. Entre ellos se contaba la inexistencia de profesores titulados que, además, conocieran el catalán. En 2002, los alumnos de origen magrebí representaban el 35% de los 47.432 escolares extranjeros en Cataluña.
Duran Lleida: "Ni hablar"
La actitud adoptada ayer por el secretario general de CiU, Josep Antoni Duran Lleida, acerca de esta cuestión fue cortante. "Ni hablar", respondió sin pensarlo dos veces cuando se le preguntó si es partidario de que se dé alguna clase en árabe en los centros donde haya alumnos que lo soliciten, tal como ha pedido Marruecos. "Terminaríamos completamente desnaturalizados como pueblo", dijo, cuando el objetivo es, "naturalizar el país". Eso requiere, en su opinión, hacer "todo lo posible" para integrar a los inmigrantes y a sus hijos en la sociedad catalana. Al mismo tiempo que se han de garantizar sus derechos sociales en materia de vivienda, sanidad, enseñanza, etcétera, dijo, "ellos deben saber que aquí tenemos una lengua que es el catalán", que tiene el carácter de idioma vehicular en la enseñanza.
También argumentó que el sistema escolar no puede estar al albur de lo que alguien pida "hoy para árabe y mañana para el rumano u otro idioma" del que existan hablantes en un momento determinado.Según Enseñanza, en Cataluña estudian casi 20.000 niños y jóvenes magrebíes, el doble que en el curso 2000-01. La provincia de Barcelona acoge al 64% de estos alumnos y hay escuelas de la capital, como es el caso del Instituto Miquel Tarradell, donde constituyen gran parte de su alumnado. Este fenómeno, relativamente nuevo en Cataluña, ya se conoce desde hace más de 40 años en Francia, donde se ha planteado también la cuestión de la enseñanza del árabe, informa Octavi Martí.
Los alumnos franceses que superan el BAC, es decir, el examen que les abre la puerta a la Universidad, han aprobado las pruebas obligatorias relativas al conocimiento de dos lenguas extranjeras. Estas lenguas pueden escogerse entre el inglés, español, alemán e italiano, aunque algunos institutos también ofrecen la opción del ruso, el chino y el árabe. El inglés, el alemán y el español son las lenguas obligatorias más escogidas, con gran ventaja para el primero; en cuanto al español, es de largo el preferido por los alumnos en detrimento del alemán: 11 millones de estudiantes frente a 500.000.
Cuando se llega al examen del BAC, amén de esos dos idiomas obligatorios, los estudiantes pueden también examinarse de un tercero que ellos han escogido y del que no siempre su instituto ha podido ofrecerles clases. Es el caso de las llamadas lenguas minoritarias -catalán, vasco, bretón, occitano, etcétera- del propio país o de las habladas por los emigrantes o hijos de emigrantes, con especial mención para el árabe y el tamazight.
La enseñanza del hebreo y del árabe es posible en unos escasísismos centros concertados en los que se estudia la tradición religiosa además de seguir el programa de los institutos franceses. En ese sentido, las escuelas hebreas y árabes concertadas están sujetas a las mismas exigencias que las numerosas escuelas católicas. Otro caso es el de los centros privados ajenos al sistema de enseñanza oficial. Ahí el integrismo islámico, judío o católico escapa a cualquier tipo de control. Los símbolos religiosos no sólo son tolerados, sino que parecen obligatorios, y el nivel de calidad de la enseñanza lo evalúan los imames, rabinos o religiosos de distintas órdenes conjuntamente con los padres que les confían sus hijos.
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