El líder de ERC buscará en las urnas el refrendo a sus gestiones ante ETA
El dirigente republicano acusa a PP y PSOE de anteponer los votos a la búsqueda de la paz
Para concurrir a las elecciones Carod deberá dimitir como miembro del Gobierno catalán antes del 9 de febrero. Esa es la fórmula hallada por Esquerra para que su salida del Ejecutivo no aparezca como un imposición de Pasqual Maragall, ni de los socialistas, ni del PP; una imagen política que los republicanos querían evitar a toda costa.
Sin embargo, Carod atribuyó después al PP la responsabilidad de la crisis provocada en el Gobierno catalán por la publicación de que, siendo conseller en cap, se entrevistó el 4 de enero con dirigentes de ETA en el sur de Francia. "El PP no tiene ningún interés real en la desaparición de la violencia", afirmó, y estos días "utiliza mis gestiones por la paz como un arma permanente contra el Gobierno de Cataluña".
Esta fue la razón que Carod utilizó para justificar que aceptaba perder sus funciones de conseller. Seguirán siendo responsabilidad de ERC en el Gobierno, con lo que se mantiene el equilibrio entre los partidos que lo componen. Pero ayer no estaba todavía decidido si serán redistribuidas entre varios departamentos o en manos de uno solo. Para este caso se barajaba el nombre del actual titular de Enseñanza, Josep Bargalló. La coordinación del Gobierno será reasumida por el presidente Maragall.
"No pido perdón"
Carod hizo su declaración ante los medios de comunicación rodeado de la dirección de su partido. A su diestra se colocó Joan Puigcercós, el hombre
fuerte del aparato, y a su izquierda el presidente de la formación, Jordi Carbonell. Carod hizo una defensa de su empeño por buscar el fin de la violencia. "No reniego, ni renuncio, ni pido perdón por mis convicciones en la búsqueda de la paz y el diálogo", aseguró. Luego reiteró que "no hay otra vía para resolver el problema de la violencia que hablando. Yo tampoco quiero que haya más víctimas de ETA".
Las palabras de Carod fueron interrumpidas por los aplausos de los miembros del partido que habían acudido a la sede, en un ambiente de gran expectación. Un millar de ellos acudieron anoche a una concentración de apoyo en la plaza de Sant Jaume.
El líder de ERC denunció también "la hipocresía permanente" de PP y PSOE, de quienes dijo que en distintos momentos se han entrevistado con ETA, "con la misma legitimidad como he hecho yo como secretario general de mi partido, no como conseller en cap
". Y les acusó de "pensar más en las elecciones que en la paz y de ser capaces de retardar horizontes de paz antes de ver perjudicadas sus expectativas electorales".
Aunque los miembros de la dirección apoyaron públicamente a Carod, esta crisis ha constituido para ellos un jarro de agua fría después de la euforia provocada entre los republicanos por su éxito en las elecciones autonómicas, en las que doblaron el número de diputados y se erigieron como árbitros en el Parlamento catalán.
Algunos de ellos aceptaban ayer en privado que Carod se equivocó al no valorar las consecuencias que podía tener el hecho de que fuera él mismo quien protagonizara el contacto con ETA. Los dirigentes del partido suscriben la política de búsqueda de la paz que Carod preconiza, pero ninguno de ellos estaba al tanto de sus gestiones. En los dos meses transcurridos desde las elecciones, la tendencia de Carod a actuar "por libre", sin consultar con otros dirigentes había sido ya fuente de malestar en la cúpula republicana.
El estallido de la crisis les sumió en la perplejidad y ayer, en las conversaciones con los socialistas, uno de sus objetivos fue mantenerse en el Gobierno aunque para ello tuviera que sacrificarse el importante protagonismo que Carod había asumido en él como conseller en cap. Uno de ellos lo explicó así, después de que Maragall y Carod hubieran anunciado ya la salida pactada para la crisis. "Lo que no queríamos de ninguna forma era una ruptura del Gobierno que diera pie a resucitar la imagen de que ERC es un partido inestable, con el que no es posible mantener pactos".
La fórmula hallada para facilitar la salida de Carod del Gobierno en dos semanas supone el sacrificio de Puigcercós, que deberá dejar su plaza como número uno en la candidatura de ERC por Barcelona, para la que ya había sido designado. El propio Carod explicó que el cambio será planteado el sábado al consejo nacional del partido.
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