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Jack Nicholson: "Soy una persona vulnerable"

El actor protagoniza con Diane Keaton la comedia 'Cuando menos te lo esperas'

Robin Williams dijo una vez: "Está Jack y luego estamos el resto". Tras casi medio siglo de carrera, Jack Nicholson sigue siendo uno de actores más brillantes de Hollywood. Con los años, sus papeles han ido cambiando, pero de Nicholson se puede esperar cualquier cosa, sobre todo si es arriesgado, exagerado y algo malévolo.

Hoy se estrena en España Cuando menos te lo esperas, una comedia de Nancy Meyers, con Diane Keaton, en la que interpreta a un solterón empedernido que se enamora, ¡oh escándalo!, de una mujer de su edad. Más que el aspecto es la voz. Sentado en el sofá de una habitación de hotel, con jersey oscuro y pantalón de pinzas, Nicholson se parece más a un empresario en fin de semana que al ídolo del cool. Pero cuando empieza a hablar, la cosa cambia por completo. Esos matices profundos, inquietantes e increíblemente seductores son los de "Jack"; los del prisionero del manicomio de Alguien voló sobre el nido del cuco, del vigilante desquiciado de El resplandor y del general apostado en la verja de Guantánamo en Algunos hombres buenos. Y también del juerguista y del mujeriego, una imagen que sigue mimando. "Lo de las gafas negras empezó porque quedaba mejor en las fotos, ahora las necesito de verdad porque no veo".

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A sus 66 años, Nicholson no se siente incómodo envejeciendo ante la cámara. Quizá porque nunca se esperó que fuera un galán tradicional con un físico convencional. Parece que incluso le divierte observarse a sí mismo encanecido y arrugado. Sólo le llegó al alma que un crítico estadounidense dijera que en About Schmidt, la película que el año pasado le valió una nueva nominación al Oscar, se parecía a una "patata". "Pensé que nunca iba a recuperarme, me asusté mucho". No lo bastante para dejar de arriesgarse. En una escena de Cuando menos te lo esperas, Nicholson se pasea medio perdido por los pasillos de un hospital con una de esas batas que no se cierran por detrás..., pero en ningún momento pensó recurrir a un doble. "No con el culo que tengo, cariño. Antes, lo primero que notaba en los hombres mayores es que el culo se les volvía muy flácido. ¿Ves lo que digo? Sabes que te va a tocar a partir de los 40. Y yo no soy ningún atleta. Pero debe de haber algo en esa área que he trabajado mucho. Pedí que usaran un poco de mi culo para el póster de la película, pero por lo visto está prohibido". Y se sigue riendo porque ha hecho lo que todo el mundo espera de él: dejar de promocionar la película y hacer de "Jack". "Ahora hay que cortarme en pedacitos para encontrarme excitante. El culo está bien, pero no estoy muy seguro del resto".

Nicholson interpreta a un soltero empedernido con una inmoderada afición por las mujeres más jóvenes. "Al principio no tuve impresión de crear un personaje", reconoce el actor, que nunca ha ocultado que en la vida real las prefiere entre 25 y 38 años. "Como en todas las comedias, hubo que hacer algunos ajustes. Sobre todo cuando estás a las órdenes de una mujer. Sé un rato de ese tema, pero me sorprendió la diferencia en gusto y en estética. Por ejemplo, tengo una cierta idea de lo que pienso es atractivo en mí, aunque creo que es peligroso saberlo del todo porque uno se vuelve demasiado consciente de ello, y resulta que había ideas muy distintas. También creo que sé algo de las reglas de la seducción, pero también descubrí que me quedaba mucho por aprender". Al sentirse atraído, sin quererlo, por una mujer de su generación, Diane Keaton, Nicholson desvela otras facetas del personaje. "La comedia es algo muy físico, muy técnico, tiene mucho que ver con el ritmo. Como decía Oscar Wilde: morir es fácil, lo difícil es la comedia. Pero para que funcione de verdad, la comedia debe venir de uno mismo, de la realidad, y en esta película he hecho cosas que no había hecho antes, he mostrado un lado más vulnerable porque soy un persona vulnerable y siempre lo he sido".

John Joseph Nicholson tuvo una infancia peculiar, aunque no lo supo hasta bien entrados los 30 años. En 1975, un periodista de Time Magazine, investigando el pasado del actor, descubrió que la mujer que Nicholson siempre había tomado por su hermana era en realidad su madre y que su madre era su abuela. Las dos ya habían fallecido cuando Nicholson se enteró de la verdad y nunca pudo aclarar del todo aquel episodio de su vida. Su padre, un alcohólico que no conoció, los había abandonado de pequeño. "No me acuerdo muy bien de lo que sentí cuando lo averigüé, pero sé que ahora sólo tengo gratitud", confesó recientemente en una entrevista en Playboy.

Llevaba once años trabajando cuando rodó Easy Rider, la película que le catapultó a la fama. "Supe enseguida lo que Easy Rider iba a suponer. No creo que mucha gente haya tenido esa experiencia: saber exactamente cuándo tu vida va a cambiar. Y cuando pasó, no me extrañé, me convertí en un éxito instantáneo". El secreto de la longevidad, dice Nicholson, es saber estar. "Creo que he conseguido manejar mi fama de forma inteligente. Siempre he tenido una idea muy clara de lo que debía hacer. Las cosas han ido mejor de lo que esperaba. Nunca me dije conscientemente que tenía que empezar discretamente e ir creciendo en el negocio, pero así ocurrió y me fue muy útil. Es importante llevar tu carrera con armonía y equilibrio. Se resume a saber dónde estás y no querer estar en otro sitio". Incluso para Nicholson no es fácil encontrar buenas películas. "No tengo problemas, muchas veces cuando me ofrecen guiones los han escrito pensando en mí, pero no hay muy buen material. Normalmente, las historias tratan de un padre que se muere o de un tía enferma. Cuando menos te lo esperas es sobre jubilación y muerte. Sinceramente, prefiero la comedia. Gané dos de mis tres oscars haciendo comedia (Mejor... imposible y La fuerza del cariño). Al final, no me importa que la gente se ría conmigo, o se ría de mí. Lo que importa es que se rían".

Jack Nicholson y Diane Keaton, en una imagen de <i>Cuando menos te lo esperas,</i> de Nancy Meyers.
Jack Nicholson y Diane Keaton, en una imagen de Cuando menos te lo esperas, de Nancy Meyers.

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