Adiós al Gigante Bueno
El Juventus y el Leeds lamentan la muerte de John Charles, un grandullón goleador y noble que nunca fue amonestado en su brillante etapa italiana
Las plazas y los cafés de Turín se llenaron ayer de recuerdos entristecidos. También los pubs de Leeds y Gales. De bellas leyendas en blanco y negro. Las de una de las principales figuras del fútbol británico: el galés John Charles, el Gigante Bueno, que falleció el domingo a los 72 años víctima de una embolia. Historias de un jugador tan grande (medía 1,90 metros y ganó tres scudettos y dos Copas en cinco temporadas en el Juventus) como noble y limpio (nunca fue amonestado ni expulsado en su etapa italiana). Marcó 93 goles en 155 partidos en su etapa en la Juve y ésta ha estado ahora a la altura de las circunstancias: dos médicos de la sociedad turinesa lo acompañaron a su casa de Leeds después de haber enfermado de gravedad en Italia, donde había acudido invitado por el programa de televisión La Domenica Sportiva a principios de enero. Para atajar sus problemas circulatorios, le amputaron varios dedos del pie derecho en un hospital de Milán, pero su estado se deterioró hasta morir junto a su esposa, Glenda, y sus hijos.
Charles recibió el Balón de Bronce en 1959, por detrás de Di Stéfano y de Raymond Kopa
Excelente cabeceador, empezó jugando de central en el Leeds, pero acabó de delantero centro. En 1957, el Juventus pagó por él 96.000 euros, un récord del mundo en esos momentos. Fue el primer británico que triunfó plenamente en el calcio. Formó un trío mágico con el argentino Sívori y con el italiano Boniperti. En su primer ejercicio en Italia, fue capocannoniere con 28 tantos. Poderoso e intuitivo, su toque y la habilidad con los pies desmentían su enorme planta, que le permitió ser un notable goleador. Pero también un buen asistente, casi siempre peinando el balón para que lo rematara el Cabezón Sívori.
Nacido en una familia de mineros el 24 de diciembre de 1931, en Swansea (País de Galés), Charles tuvo un desarrollo físico prematuro. Empezó de recogepelotas en el Swansea y se convirtió pronto en una estrella. A los 18 años ya era internacional. Y a los 16 fue inscrito por el Leeds United, donde actuó diez temporadas. Por eso ese homenaje que recibió el sábado en forma de minuto de silencio antes del Manchester United-Leeds (1-1) en el estadio de Old Trafford.
Charles recibió el Balón de Bronce en 1959, por detrás de Alfredo Di Stéfano y de Raymond Kopa. Cuando terminó su contrato con la Juve, regresó un curso a su querido Leeds. Pero su recuerdo en el calcio había sido tan profundo que el Roma lo reclamó para la campaña 1962/63. Finalmente, retornó a Galés y acabó su carrera en el Cardiff City, a los 34 años, en 1966. Fue 38 veces internacional, marcó 15 goles, y disputó el Mundial de Suecia 58, donde cayó en cuartos de final ante el Brasil de Pelé (1-0).
Emocionadas palabras de condolencia llegaron ayer de todo el mundo, pero sobre todo de Italia, donde vivió su esplendor. Su ex compañero Boniperti, muy afectado, declaró: "John era un extraterrestre por sus cualidades humanas. Uno de los hombres más leales y correctos que he conocido. Tenía unido a todo el equipo". Y Roberto Bettega, ex jugador y actual vicepresidente bianconero, añadió: "Lloramos a un gran campeón y a un gran hombre. Un personaje que ha interpretato a la perfección el espíritu de la Juve y que ha encarnado el deporte de la manera más pura y bella. Todos estamos cerca de la mujer y de los hijos del inolvidable Gigante Bueno".
"Fue uno de los grandes galeses del siglo XX", afirmó el primer ministro de Gales, Rohdri Morgan, que recordó que Charles "formó parte de una generación épica de jugadores que llegaron a los cuartos de final en el Mundial de Suecia 58".
Charles estuvo en Valencia en la primavera de 1997. Acompañaba a los veteranos del Leeds, que se enfrentaron a los del Valencia. El organizador de aquel encuentro, el español Vicente Rodríguez, propietario de un restaurante donde solía acudir Charles, lo recordaba ayer así desde Leeds: "John fue muy querido aquí y en Italia. Una buenísima persona y un gran amigo de Jackie Charlton. Lo enterrarán aquí el 1 de marzo, día de San David, patrón de Gales".
Como muchos otros ex futbolistas de gran talento, Charles pasó dificultades económicas en sus últimos años, regateadas por las invitaciones que recibía de Italia e Inglaterra para participar en programas deportivos.
Otros buenos futbolistas galeses -John Toschack, Ian Rush, Mark Hugues y Ryan Giggs- se pusieron ayer en pie para despedir al más grande: El Gigante Bueno.
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