La película 'La Pasión de Cristo' solivianta a la comunidad judía y apasiona a la árabe
Protestantes, judíos y católicos se unen en Alemania, por primera vez en cuatro años, para condenar el filme - Mel Gibson logra con su polémica película récords de taquilla y la difusión de su Iglesia Católica Tradicionalista en todo el mundo
La película La Pasión de Cristo, dirigida y producida por Mel Gibson, se estrenó hace unas semanas en Estados Unidos con gran éxito de taquilla y de manifestantes. Mañana se exhibirá en España.
El estreno en Estados Unidos se vio rodeado de manifestantes judíos en muchas de sus salas de proyección. La película narra, con crudeza regodeante, las últimas 12 horas de Jesús.
El pastor Mark Widman escribe en el diario de Internet The Pilot: "Jesús es judío, sus apóstoles, también; la Biblia es un libro judío, escrito en hebreo en un 75% y por judíos". ¿Dónde, pues, está el problema? En que, en la película, y en la historia, el Sanedrín aprueba la crucifixión de Cristo. "Si odiamos a los judíos por eso", continúa el pastor, "también deberíamos odiar a los italianos o a todos los europeos porque los romanos lo ejecutaron. Es ridículo".
No para todos. Por primera vez en cuatro años, en Alemania, la comunidad católica, protestante y judía firmaron un comunicado conjunto porque la película podría alentar el antisemitismo en Europea. "La película es especialmente explosiva en vista de la situación en Europa con un notable incremento del antisemitismo", afirmaron. "Cualquiera que fuera su intención, antisemita o no, hay un peligro de que pudiera ser utilizada como propaganda antisemítica".
El pastor Peter Karner de la Iglesia Luterana austriaca la condena por algo supuestamente más sólido: "La sadomasoquista glorificación de la violencia".
En la página de Apologetics se recogen opiniones en el mismo sentido. Algunos recomiendan dejar a los menores en casa e incluso califican la película de gore. "Más que fomentar la fe de los hijos, los traumatiza", escribe un lector al Chicago Tribune.
El Vaticano no le pone pegas a la película. Su portavoz, Joaquín Navarro-Valls, confesó que no veía antisemitismo por ningún lado, "al menos que los evangelios lo sean".
El éxito de La Pasión de Cristo llega a lugares que nunca hubiera pensado Gibson. Por ejemplo, al Emirato Árabe de Qatar, donde la censura cinematográfica es lo habitual. Sin embargo, pese a que la censura elimina cualquier descripción de los profetas (incluido Jesucristo), la película se exhibe sin cortes. Los cines están abarrotados, al igual que en el Líbano. Jordania, Siria y Egipto son los últimos países árabes donde se ha empezado a proyectar la película.
Mientras todos discuten, Gibson disfruta por partida doble: Primero, porque con 30 millones de dólares de inversión en La Pasión ha conseguido ya 300 millones de ingresos, similar a El Señor de los Anillos (que costó 100 millones). Su segundo triunfo es el espiritual. Gibson pertenece a la denominada Iglesia Católicos Tradicionalistas, partidaria de la misa en latín (la película es en latín y arameo), entre otras peculiaridades.
De los 63 millones de católicos romanos en Estados Unidos, los tradicionalistas pueden llegar a unos 15 millones, según la organización que, en los últimos años ha crecido mucho, "por la creciente línea protestantista de la Iglesia Católica", argumentan. Ya hay 524 templos en el país.
Gibson posee su propio templo en Agoura Hill, que no está abierto al público ni pertenece a la archidiócesis de Los Ángeles, y del que se desconoce las direcciones postal y telefónica. El actor, a través de su fundación AP Reilly, nombre de su madre, se ha dejado en la iglesia 5,2 millones de dólares.
Esta Iglesia se mantiene en los postulados del Concilio de Trento (siglo XVI). Sus miembros no comen carne en viernes, creen en el purgatorio, exigen que la mujer lleve velo en la iglesia y consideran casi sacrílego la guitarra y los cantos en la Iglesia, por no hablar de la homosexualidad. No reconocen a los papas a partir de ese concilio que, entre otras cosas, eliminó la creencia de que los judíos eran los responsables de la muerte de Cristo.
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