Sistema financiero a 25

Diez nuevos países accedieron ayer a la UE, elevando a veinticinco su número de miembros. Sus sistemas financieros presentan algunos rasgos más comunes con los de los países emergentes que con los de la ya histórica Europa de los 15. En primer lugar, destaca su bajo desarrollo. Prueba de ello es el marcado protagonismo de la intermediación bancaria, característico de las primeras etapas de formación de un sistema financiero desarrollado. Sin embargo, su importancia es muy inferior a la de Europa Occidental. El número de oficinas por millón de habitantes se sitúa en promedio en 247 frente a las 954 de España o las 456 de la UE. Parecido diagnóstico se obtiene al analizar el volumen de crédito bancario en relación con el tamaño de esas economías. Con ratios que, en general, rondan el 40%, tan sólo Chipre y Malta se aproximan al promedio de los Quince del 140%. De hecho, el grado de bancarización así medido es mucho más bajo del que tenían España (100%), Grecia y Portugal (80%) en el momento de su adhesión a Europa. Por lo tanto, aumentar la intermediación financiera es uno de los principales retos de estos países.

La destacada presencia de banca extranjera, superior a la de otras áreas emergentes, puede contribuir a un rápido desarrollo financiero. La entrada de entidades no residentes en estos países tuvo lugar al calor de las privatizaciones y reestructuraciones bancarias de la segunda mitad de los noventa. Este proceso se ha traducido en que los bancos extranjeros ostenten más de dos tercios de los activos bancarios del área, teniendo un control efectivo de más de la mitad de los aproximadamente 300 bancos comerciales en la región. El hecho de que la mayor parte del capital bancario extranjero esté en manos de entidades financieras del área euro puede incidir positivamente en alcanzar una mayor convergencia financiera.

En suma, la incorporación de los nuevos países ampliará inicialmente las ya notables disparidades entre los sistemas bancarios europeos, poniendo algo más alto el listón del mercado financiero único. Sin embargo, la previsible convergencia real de estas economías, la paulatina armonización regulatoria derivada de su pertenencia a la UE y la presencia de bancos extranjeros del área euro contribuirán en el medio plazo a aumentar su grado de integración con los sistemas financieros europeos más avanzados.

Carmen Hernansanz es economista jefe de Banca, Sistema Financiero y Nueva Economía del Servicio de Estudios de BBVA.