José Ignacio San Martín, coronel condenado por el 23-F
José Ignacio San Martín López, genuino representante del denominado "grupo de los coroneles" golpistas, muy activo durante la transición política, falleció el domingo a los 80 años. La muerte le sobrevino a las 23.00 en el hospital Central de la Defensa, en Madrid.
Natural de San Sebastián, padre de seis hijos, el ex coronel fue condenado a 10 años de prisión y separado del Ejército por su participación en el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Tras pasar por las prisiones de Alcalá de Henares, Castillo de la Palma (A Coruña) y Santa Catalina (Cádiz), fue puesto en libertad el 27 de junio de 1986, una vez cumplidas las tres cuartas partes de su condena. De acuerdo con la sentencia dictada por el Tribunal Supremo el 22 de abril de 1983, el coronel San Martín se implicó en la intentona golpista desde su puesto de jefe de Estado Mayor de la División Acorazada Brunete.
Hombre de formación -licenciado en Ciencias Económicas y diplomado en el Instituto de Ciencias Políticas de París-, José Ignacio San Martín fue director general jefe del Servicio Central de Documentación de la Presidencia del Gobierno (SECED), una estructura de espionaje creada bajo la dictadura, en marzo de 1972, por el entonces presidente Carrero Blanco. Como director del SECED, servicio que investigó a sindicalistas, estudiantes universitarios, eclesiásticos y militares, José Ignacio San Martín reunió y formó a un grupo de oficiales jóvenes que con el tiempo adquirirían un gran protagonismo. Tras el asesinato de Carrero Blanco, sustituido por Arias Navarro, el coronel San Martín fue apartado de los servicios de inteligencia y enviado al Sáhara al mando del Grupo de Artillería Autopropulsado ATP XII, antes de ser nombrado director general de Tráfico.
Su salida del SECED no significó la disolución de los vínculos ideológicos y personales establecidos entre los integrantes de ese servicio, ascendidos a coroneles o tenientes coroneles, que siguieron con gran interés las técnicas de golpe de Estado ensayadas con éxito en Grecia y Turquía, y llegaron a trabajar en el diseño de su propio golpe de Estado.
De ahí que la operación del 23-F, una precipitada suma de operaciones en marcha, sorprendiera e irritara a este grupo que se consideraba más preparado para una acción definitiva e irreversible. Este juicio no impidió que el coronel San Martín se sumara al 23-F desde su puesto de mando en la División Acorazada Brunete.
La mañana del 23-F le pilló camino de Zaragoza en compañía de su superior, el general José Juste, y, curiosamente, él mismo advirtió a su jefe de los movimientos que se estaban desarrollando en la Brunete y de la necesidad de regresar a la unidad.
Al incorporarse a la Brunete, el general Juste entorpeció, sin embargo, la movilización golpista de las tropas y ganó un tiempo precioso para que los mandos leales tomaran la iniciativa.
Tras su excarcelación, el ex coronel San Martín intentó ser incorporado al Ejército, pero sus recursos fueron rechazados.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.