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Reportaje:Eurocopa 2004 | El nacimiento de una estrella

En la senda de Gascoigne

El fuerte carácter y la precocidad de Rooney, el más joven en lograr un gol en una Eurocopa, recuerdan los inicios del genial centrocampista

Wayne Rooney es pelirrojo, tiene la nariz chata y ancha, la tez lechosa y rosacea y un perfil ligeramente redondeado en la zona del abdomen. Y, sí, recuerda al primer Paul Gascoigne. Ambos, muy precoces. Ambos, surgidos de los interminables suburbios de la clase trabajadora que circundan las ciudades inglesas -el uno, en Liverpool; el otro, en Newcastle-. Ambos, geniales con el balón en los pies. Y ambos, dotados de un carácter irascible y una acusada tendencia a la indisciplina.

"Mucha gente comenta lo mucho que Rooney les recuerda a mí", dice, compungido, Gazza, sabiendo que no es un modelo a imitar: "Es muy sencillo. No tiene que seguir mi camino. Debe aprender de mis errores. Así será uno de los mejores jugadores de la historia", resume con esa mezcla de autocrítica y peculiar sentido del humor que tantas veces ha surtido de buenas frases a la prensa sensacionalista inglesa. "Mi temperamento es parte de mi juego", se excusa Rooney, que añade: "Voy a a imitar a Gazza en... su juego, que era brillante".

"Mi temperamento es parte de mi juego. Voy a imitar a Gazza en su fútbol, que era brillante"
Gazza: "Es muy sencillo. No tiene que seguir mi camino. Debe aprender de mis errores"

Rooney, nacido en Coxteth hace 18 años, ha sido el jugador más joven -16 años y 361 días- en debutar en la Primera División inglesa; el más joven en vestir la camiseta de la selección -17 años y 111 días-, y el más joven en marcar un tanto en una Eurocopa -18 años y 234 días-. Ha marcado siete goles en 15 encuentros internacionales, los dos últimos el jueves contra Suiza. Gascoigne, en su momento, fue el más joven en jugar en el campeonato inglés, con 17 años.

En la parte interna de una de las ventanas de la vieja casa de Rooney hay una inscripción sobre la madera: "W. Rooney, Everton Football Club". La grabó el propio jugador cuando aún vivía en esa modesta casa, frente a un videoclub y a uno de esos pubs en serie que hay en cada calle de Inglaterra. En un callejón, Rooney golpeaba la pelota sin descanso, según Derek Booth, uno de sus vecinos: "Estaba ahí, dando patadas todo el día". Su madre, de 36 años, tenía dos empleos como camarera y su padre, de 40, era entrenador en un club de boxeo. Él asistía a una escuela católica del barrio. Marcó 80 goles en el Copplestone, un club infantil, cuando tenía nueve años y fichó por el Everton. Hoy, según el presidente de este club, Bill Kenwright, "es un jugador de 92 millones de euros. Eso nos hace sonreír a mí y al director deportivo del club".

Gascoigne debutó en 1984 en el Newcastle. Muy pronto demostró que no se podía tener mucha confianza en él. Que era despistado e irresponsable. Le encargaron la misión de limpiar las botas de Keegan. Para demostrar su interés se las llevó a su casa. Pero se las dejó olvidadas en un autobús. Desde entonces todo han sido problemas.

"Me llamo Paul Gascoigne y soy alcoholico". Una letanía repetida en cada uno de sus fracasados intentos de desintoxicarse. Hace algunos meses, Gascoigne estrelló su coche contra un camión de reparto: estaba borracho. Unos años antes destrozó el autobús de su club: estaba borracho. Pegó con frecuencia a su ex esposa, Sheryl: estaba borracho. Se rompió la tibia bailando en una discoteca: estaba borracho. Fue expulsado de la concentración de la selección inglesa: estaba borracho. Se autolesionó: estaba borracho... Incluso fue expulsado de un club chino porque "olía a cerveza en los entrenamientos matutinos". O sea, estaba borracho.

La lista de jugadores británicos con problemas de alcoholismo es muy larga. Una estirpe de bebedores irredentos que encabeza George Best, el norirlandés que triunfó en el Manchester y que, a sus 57 años y un trasplante de hígado de por medio, fue portada de los tabloides hace poco por estrellar su automóvil: iba borracho. Merson o Adams han sido otros ilustres adictos a levantar pintas de cerveza. Iván Campo, el ex madridista que milita en el Bolton, describe la relación de los futbolistas ingleses con la bebida como "una costumbre". De hecho, "los aficionados y los jugadores beben juntos en los bares que hay dentro del estadio".

De Rooney no se sabe que tenga una gran afición por los licores. Sí que su figura se abomba en la zona de la tripa. Su pasatiempo reconocido era "jugar a las maquinitas" en unos recreativos cercanos a su antiguo domicilio. También boxear.

"Probablemente el chaval no sospecha ni la mitad de lo que se le viene encima", asegura con convicción Gascoigne. Pero, por sus palabras, parece que Rooney algo sí sospecha. "Desde que debuté con la selección, me reconocen por la calle. Ya no veo a mis viejos compañeros de escuela y he madurado un montón", se lamenta. Y añade: "Cualquier chaval de 18 años del país se cambiaría por mí".

El propio Gascoigne fue a verle a Bellefield, el lugar de entrenamiento del Everton, para advertirle de los peligros de la fama: "Sus consejos me han sido muy útiles", reveló Rooney. El ex futbolista Giles, en el periódico The Independent, justifica la rebeldía de Rooney y piensa que su carrera no seguirá los pasos de la de Gascoigne: "Juega con mucha agresividad, ¿pero qué esperaban de un chaval que aprendió a dar patadas al balón en Coxteth".

Su gran apoyo es Gerrard, del Liverpool, compañero de pandilla juvenil desde los días en que ambos vivían "en el barrio". Ahora es su gran protector en la selección.

Sus ídolos infantiles son Shearer y... Gascoigne.

Rooney protesta al ser amonestado el pasado jueves ante Suiza.
Rooney protesta al ser amonestado el pasado jueves ante Suiza.REUTERS
Jones aprieta los testículos de Gascoigne en 1991.
Jones aprieta los testículos de Gascoigne en 1991.TONY MCDONOUGH

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