El puzzle y la banalidad
La decisión de aceptar como únicos cambios del Fórum la entrada nocturna y que los visitantes de pago puedan entrar a los diálogos cierra toda expectativa de que sea posible un cambio de mayor calado.
Al comienzo de este observatorio, me proponía participar sin prejuicios y ver en qué consistía el evento; a partir de esta solución, creo que ya se puede hacer una primera valoración. Sigo pensando que los barceloneses pueden aportar un plus a cualquier actividad de esta ciudad, pero se ha organizado un acontecimiento cuyo modelo no potencia su intervención. El debate de los diálogos sólo se produce entre élites. Incluso el espectáculo ha atraído menos público que el esperado. Visto lo visto, creo que el Fórum es como una colección de actividades que parecen las piezas de un rompecabezas. Algunas son muy buenas, pero se han construido de forma independiente sin saber cómo encajan o cuál es el molde.
Un posible enlace entre las piezas fue la propuesta de que hubiera dos espacios diferenciados: uno abierto, donde poder ir a pasear y participar en el debate ciudadano, imprescindible para abrirse a las fuerzas vivas con ganas de participar y a los barceloneses diversos que no pueden pagar, y otro de pago para los espectáculos y algunas actividades culturales. Habrán razones para el rechazo de esta opción. Pero no me parece de recibo justificarla diciendo que la necesidad de cerrar y pagar el Fórum es porque no es banal. ¿Acaso el ágora es banal? Si es así, también se podría proponer que se pague en los mítines electorales o, incluso, por votar. A lo mejor hay que comenzar a pensar en cómo rescatar las buenas piezas del rompecabezas para el día después de la clausura.
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