Agnes Cunningham, folclorista estadounidense
A los 95 años fallecía el 27 de junio, en un asilo de New Paltz, Nueva York, la cantante, acordeonista y folclorista Agnes Cunningham, responsable de la mítica revista Broadside y uno de los personajes que más contribuyó a la difusión de la escena folclórica y reivindicativa estadounidense. Woody Guthrie, Pete Seeger, Bob Dylan o Phil Ochs son algunos de los nombres que aparecen más estrechamente vinculados a su carrera, que siempre se desarrolló en los círculos más izquierdistas de la Gran Manzana.
Cunningham, conocida entre sus amigos del folk como Sis, nació en Watonga, Oklahoma, en el seno de una familia miserable. En 1941 contrajo matrimonio con el que desde entonces fue su socio inseparable, el periodista Gordon Friesen, y se fueron a Nueva York atraídos por el hervidero intelectual que por entonces era el Greenwich Village. Sólo un año más tarde, Sis ya se había hecho un hueco con su acordeón en una de las bandas seminales del folk estadounidense, The Almanac Singers, con los que grabó el histórico álbum Dear Mr. President. En aquella formación compartía escenario con Woody Guthrie -que aún no había tatuado en la caja de su guitarra el célebre lema: "Esta máquina mata fascistas"- y con el bajista Pete Seeger, todavía hoy activo, a sus 85 años, en los territorios de la canción comprometida.
Pero la actividad por la que, sin duda, más merece Cunningham un lugar de privilegio en la historia del folk es la fundación de la revista Broadside, una publicación de culto que entre 1962 y 1988 puso en la calle 187 números con las letras y tablaturas para guitarra de más de un millar de canciones. Dylan, Ochs, Tom Paxton, Janis Ian o Buffy Sainte-Marie difundieron regularmente sus obras a través de estas páginas, que en su primer número se abrían con una frase de Woody Guthrie: "Una buena canción sólo puede funcionar bien". Agnes transcribía los acordes y su marido asumía los comentarios de las canciones, con permanente predilección por los autores de estilo directo e ideología izquierdista. Broadside nunca superó los 5.000 ejemplares de tirada, pero gozaba de un público devoto y comprometido que coleccionaba cada entrega. El ejemplar más valioso de la serie es el número 6, de mayo de 1962, que incluía en su portada el tema Blowin' in the wind, pocos días después de que Bob Dylan lo hubiera compuesto.
Como Broadside siempre fue más un acto de militancia que un negocio, Friesen y Cunningham aplicaron en sus inicios un modelo de autogestión editorial más bien clandestino. Según ambos revelaron años después en su autobiografía conjunta, Red dust and broadsides, los primeros ejemplares se prensaban en su casa con una pequeña imprenta que había sido del Partido de los Trabajadores. Como era una actividad ilegal, sacaban a la calle los ejemplares escondidos en un carrito de bebé.
Por su apartamento de la calle 104 Oeste de Manhattan pasaron cientos de cantautores de la época, a los que grababan directamente en un magnetófono. "Buscábamos cantantes que escribieran obras sencillas y no lo hicieran del todo mal", resumía Cunningham en 2001 en una entrevista en The New York Times. Una quíntuple recopilación de aquellas sesiones -tan toscas como irrepetibles- se publicó hace cuatro temporadas por Smithsonian Folkways, bajo el título de The best of Broadside, 1962-1988. En 2002, la Academia que entrega los premios Grammy anunció que restauraría decenas de las sesiones inéditas que se registraron en la casa de la familia Friesen / Cunningham. Eran tomas "cándidas pero muy reveladoras" -en definición del entonces presidente de la Academia, Michael Greene- de jóvenes artistas llamados Bob Dylan, Pete Seeger o Janis Ian.-
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