Rentabilidad
Esta semana, el BCE pasaba revista a los determinantes de la fortaleza relativa de los bancos de la UEM en 2000-2002. Éstos pueden clasificarse en coyunturales y estructurales. Entre los primeros destaca la moderada desaceleración económica, así como el favorable entorno inflacionista, que ha permitido el mantenimiento de tipos de interés muy bajos, contribuyendo al crecimiento del crédito bancario.
En cuanto a los factores estructurales, el análisis se centra en tres ámbitos. El primero aborda las mejoras regulatorias y la mayor coordinación internacional entre supervisores. El segundo se corresponde con las mejoras en la gestión del riesgo de las propias entidades. Un último aspecto está ligado a los esfuerzos de las entidades por mejorar su eficiencia y diversificar sus fuentes de ingresos. Los bancos europeos tienen hoy un mayor tamaño que hace cinco años. Ello se debe tanto al incremento del volumen de sus balances como a la reducción en el número de entidades bancarias. Esta mayor dimensión y un negocio más diversificado contribuyen a aumentar la capacidad de los bancos para absorber shocks negativos.
La banca europea ha mostrado una menor flexibilidad que la banca estadounidense para manejar sus ratios de costes
Estos elementos han permitido que la rentabilidad de la banca europea se haya mantenido por encima de los niveles durante la crisis de los primeros noventa. Sin embargo, ésta ha sido inferior a la de británicos y estadounidenses. Un análisis del Banco de Inglaterra profundiza en las causas.
Durante la desaceleración en 2001 y 2002, la rentabilidad sobre el capital de los tres sistemas bancarios citados descendió como resultado de caídas en el margen de negocio. El aumento de las provisiones derivado del empeoramiento de la calidad de la cartera explicó este desfavorable resultado. Sin embargo, el aspecto que marcó la diferencia entre la banca europea y estadounidense fue la gestión de sus costes. El ratio de costes sobre ingresos mostró un comportamiento contracíclico en la UEM y en Reino Unido, mientras que los bancos estadounidenses lo redujeron durante todo el período. Ello les permitió ya en 2002 mostrar una recuperación en su rentabilidad, algo que la banca europea no ha conseguido hasta 2003. Por tanto, alcanzar mayor flexibilidad en las estructuras de costes de las entidades europeas es un elemento a añadir para apuntalar mejor los ratios de rentabilidad en momentos bajos del ciclo.
Carmen Hernansanz es economista-jefe de análisis sectorial del Servicio de Estudios del BBVA
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