La dispersión de los gitanos
El Plan urbanístico y social de Sestao prevé un ambicioso proyecto de regeneración que concluirá en 2008
La última vez que la chispa saltó fue hace algunas semanas cuando varias personas, un par de ellas de etnia gitana, golpearon en Sestao a un policía municipal fuera de servicio que intentó ayudar a dos mujeres. De inmediato, asociaciones de vecinos salieron a la calle con pancartas exigiendo la expulsión de las familias gitanas del pueblo. "Tienen que sacar a esta lacra de su entorno", llegaron a asegurar. Sin embargo, el episodio fue uno más de un largo conflicto que periódicamente emerge generando cierta alarma social. Las instituciones buscan soluciones.
En la parte baja de Sestao, en la Margen Izquierda, en torno a los barrios de Chavarri, Urbínaga, Simondrogas, Rivas y Los Baños, junto a las herrumbrosas antiguas fábricas, como Altos Hornos, existe una de las mayores bolsas de pobreza del País Vasco. Según datos oficiales, en sus desoladas calles se concentran cinco veces más pobres que en el resto de la propia localidad y 9,5 más que en el resto del territorio. Allí, malviven casi 550 familias, entre ellas 130 gitanas y una decena de otras etnias, según cálculos de los servicios sociales del municipio. La situación genera un problema urbanístico y social que Ayuntamiento de Sestao (PNV-EB-B y Vecinos por Sestao), Diputación vizcaína y Gobierno vasco parecen querer finalmente empezar a resolver a través del Plan Director Integral aprobado el pasado mes de junio.
"Las familias conflictivas son unas 20 y a ésas habría que sacar de Sestao"
Ambicioso proyecto
El ambicioso proyecto estará concluido para el año 2008 y se habrán derruido más de 500 pisos construidos hace cien años. En su lugar se levantarán 1.300 viviendas de protección oficial y privada. El plan contempla que 120 familias de las residentes actuales sean realojadas en las nuevas viviendas. Sin embargo, en el caso de los gitanos, está prevista su dispersión por diferentes municipios, además de en el propio Sestao. El Plan no determina por el momento cómo se llevará a cabo el reparto.
"Los que permitieron su llegada no pueden esconderse ahora cómodamente. No estamos dispuestos a que se hagan experimentos sociales con nuestros vecinos", claman en la Asociación de Vecinos Alde-Berri de Sestao.
Iñaki Asensio, concejal de la agrupación electoral Vecinos por Sestao, ya anunció hace un años, tras obtener un amplio respaldo electoral en las últimas elecciones municipales, que iba a poner sobre la mesa el "problema" de las familias gitanas. "La situación es insostenible desde hace mucho tiempo. Nosotros creemos que el número de familias conflictivas son unas 20, y a esas es a las que habría que sacar del pueblo para que el resto se integre y pueda vivir con normalidad; si es lo que quieren". Explica además que el Plan contempla que se marchen a otras localidades donde se les de pisos junto a un programa de acompañamiento y de trabajo. El problema es que haya municipios que no quieran acogerlas. "Pero es la única solución y ahí tendrán que intervenir las instituciones que firman el Plan, como Diputación y Gobierno vasco", sostiene el concejal.
El Ayuntamiento retiró la subvención de 42.000 euros para el programa de inserción laboral que la Asociación Secretariado General Gitano (ASGG) porque estiman que no ha servido para nada. Javier Pérez, responsable de esa organización está pendiente del dictamen del Plan Director, es decir si estima que su labor sigue siendo necesaria. En su opinión es "delirante" la petición vecinal de echar a los gitanos de Sestao y cree que deja entrever intereses en esa postura de rechazo, es decir que cuando se realice el reparto de gitanos en los distintos municipios, Sestao se libre.
Pérez resalta que los índices de pobreza y marginación que sufre la población de la zona baja de Sestao no afecta sólo a los gitanos. Una vez más, sobre el problema sobrevuela el racismo.
"Hay unas 15 ó 16 familias conflictivas, lo que representa un 10%. Pero aquí entran los dos grupos que determina el Plan Director, familias conflictivas y multiproblemáticas. Estas últimas pueden sufrir problemas de alcoholismo, de pobreza, etc, pero no tienen porque ser conflictivas", resalta Pérez.
Sin embargo también reconoce que es más fácil integrar a una familia que a 14, por el propio proceso de incorporación. Por ello, aboga porque no haya más de un 5% de familias conflictivas en la misma zona. "Ahí es donde deben intervenir las otras instituciones. De todas formas, Sestao no puede asumir en solitario la concentración, otros ayuntamientos deben participar" concluye.
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