Campamento de las culturas
Chicos de varios países aprenden a convivir en un pueblo de Málaga
Lo peor que puede pasar en el campamento intercultural que Málaga Acoge organiza cada año en la localidad malagueña de Yunquera es que te toque fregar los platos. Los primeros días, algunos niños llamaron a sus madres para quejarse. Lejos de apresurarse a recogerlos, las progenitoras se alegraron de que sus hijos aprendan a desenvolverse en las tareas domésticas.
La estancia dura una semana y pretende fomentar entre jóvenes de entre 12 y 17 años el respeto por la diversidad y la tolerancia. "Llevamos nueve años organizándolo y al principio sólo venían niños inmigrantes", cuenta Adis Ferusic, uno de los monitores de esta asociación laica sin ánimo de lucro. Con el paso del tiempo han conseguido que la colonia -mitad española, mitad multinacional- se parezca a la sociedad en la que se desenvuelven.
A las 9.30, comienza la jornada con el desayuno. Cuando están más receptivos, los 10 monitores aprovechan para organizar actividades temáticas. Este año están dedicadas a las grandes religiones. Les hablan de aspectos generales del budismo, el islam, el cristianismo o el protestantismo, y después comprueban sus conocimientos con juegos. "Cuando llegó la hora del islam, temíamos las reacciones", cuenta Adis, "pero han hecho las mismas preguntas que para las demás religiones". Hace dos años hicieron lo mismo con las tribus de Los Maasais, Mapuches, Kunas, Mardus y Tsaatang.
En las últimas ediciones, han subido la franja de edad para dar continuidad al aprendizaje. "Hay españoles que llevan viniendo tres años y se nota el cambio muchísimo", explica el monitor, "en general son más flexibles que los adultos y tienen ganas de aprender". Quienes obtienen mayor puntuación en los juegos, entre los que hay un Trivial de las religiones con consejo de sabios incluido, obtienen como premio una camiseta de la asociación. Los que pierden, friegan los platos.
El camping Pinsapo Azul parece un anuncio de Benetton. Jóvenes de nacionalidad nigeriana, marroquí, ucrania, argentina, colombiana y española, caminan abrazados, juegan en la piscina o se lanzan globos de agua. La mañana del penúltimo día, los monitores organizan unos Juegos Olímpicos de la Igualdad. Divididos en grupos, los corredores sortean cajas de cartón y de plástico con una esponja empapada de agua en la mano. Cuando llegan a la meta, la escurren en una botella de plástico. Los monitores no se lo ponen fácil. En mitad del recorrido, Daniel, uno de los niños, experimenta el frescor de un vaso de agua en la cara. Javier Palma, monitor y voluntario del campamento, es el responsable de la travesura. Con aire burlón, el chico le saca la lengua y sigue corriendo. "Hacemos un poco de fullería para enfadarlos", confiesa Adis antes de que comience la ronda en la que los monitores reciben el mismo trato.
Desde el 26 de julio hasta el 1 de agosto, 26 jóvenes participaron en excursiones, talleres de manualidades, e intercambiaron experiencias. El sábado, todavía les quedaba por delante una fiesta de despedida, otra jornada de piscina, y la vuelta a casa. Como cada año, cantaron "adiós con el corazón", se escapó alguna lágrima, y se olvidaron de los platos. Para compensar las trampas olímpicas, los monitores se las vieron con la vajilla la última noche.
V Campamento de Verano de Ajedrez en Víznar, Granada. Del 8 al 14 de agosto. 50 plazas a 230 euros con pensión completa. Información e inscripciones: 958 52 14 13 y 639 93 50 07
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