Los profesores critican la falta de ayudas para enseñar español como segunda lengua
Una docente defiende en un congreso la importancia del aprendizaje de las palabrotas
El 15º Congreso Internacional de la Asociación para la Enseñanza del Español como Lengua Extranjera (Asele) comenzó ayer en Sevilla con la participación de más de 350 profesores de español para extranjeros y de estudiantes de diferentes filologías. Un encuentro para analizar en las aulas "las gramáticas y los diccionarios en la enseñanza del español como segunda lengua y, fuera de ellas, señalar las malas condiciones laborales y la falta de ayudas que sufre el profesorado. Una profesora defendió ayer en una de las ponencias la necesidad de enseñar palabrotas.
Los asistentes al congreso comenzaron las sesiones de ayer con una reflexión sobre el uso de los diccionarios empleados en la enseñanza del español como segunda lengua (bilingües), el tratamiento de las gramáticas en estos manuales y el material léxico para la formación del profesorado. Las comunicaciones, impartidas por docentes españoles, europeos, brasileños, estadounidenses y africanos, durarán hasta el viernes.
En la conferencia de inauguración que se celebró ayer, el profesor de la Universidad de Sevilla Francisco Garrudo pidió más información pragmática en los diccionarios bilingües. "Estamos todavía en el siglo XVIII", afirmó.
Una de las ponentes, Arancha Ruiz Martín, que presentó el tema ¡Houston tenemos una Problema! Problemas con la concordancia de género en la clase de enseñanza de lengua española, se quejó de los problemas que sufre su colectivo. "No tenemos ningún título específico, no estamos reconocidos, así que después de terminar la licenciatura de Filología, empezamos a encadenar máster, tesinas, congresos y múltiples trabajos. Y después de esta formación, en las academias de idiomas te pagan seis euros la hora de clase a los alumnos, con jornadas de ocho horas seguidas. Es una situación que dura ya varios años y que parece que no se va a solucionar pronto", comentó.
Otra conferenciante, la docente Estíbaliz Sánchez Rondón, asentía y se quejaba de la falta de ayudas. "Una de las salidas es irte al extranjero, aunque, si no te quieres quedar allí para vivir toda tu vida y vuelves aquí, te encuentras con que nada ha cambiado y que no hay trabajo o es un trabajo muy poco reconocido". Las dos profesoras coincidieron en señalar que la situación en los demás países europeos es distinta.
La comunicación que despertó más curiosidad ayer fue Buscando palabrotas en el diccionario. Las malas palabras como cartilla de tornasol en la enseñanza del español como lengua extranjera, de la profesora de la facultad económica Richard Goodwin de la Universidad de Siena (Italia), María Cecilia Ainciburu.
La docente defendió la enseñaza de las "malas palabras" a los estudiantes. "Hay palabras que tienen un olor diferente a otras, no es lo mismo decir mierda que excremento. Algunas nos acercan más a la cosa nombrada", declaró. "En los diccionarios pequeños, que son los que más utilizan los alumnos, las malas palabras desaparecen. En el aprendizaje de lengua extranjera, como en el de la lengua materna, este tipo de léxico marca en parte el dominio de la competencia sociolinguística de un alumno y la posibilidad de desenvolverse correctamente en contextos formales", añadió.
Ainciburu señaló que era imprescindible para los estudiantes conocer las palabrotas para comunicarse en otro país y en su vida laboral. "Mis alumnos de económicas no pueden llegar a una reunión de trabajo sin saber palabrotas, saldrían sin enterarse de nada", concluyó.
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