Alicante Acoge acuerda con el tejido social del barrio de Ciudad de Asís un plan de integración
La ONG busca afianzar un modelo de convivencia entre españoles e inmigrantes
Si hay algo más complicado que pronunciar la palabra multiculturalismo es llevarla a la práctica. Una dificultad que conocen bien las 16 mujeres y los dos hombres que trabajan en Alicante Acoge. Con el empeño de superarla, la ONG ha puesto en marcha el Proyecto Ciudad de Asís, un plan de convivencia entre inmigrantes y españoles en el que ha implicado a una decena de asociaciones cívicas e instituciones del barrio alicantino. El objetivo, explican, es superar las desconfianzas y romper el "círculo de la precariedad" en materia de empleo, vivienda, educación y salud.
Alicante Acoge es, probablemente, una de las ONG de atención a los inmigrantes más completas de España. Su sede, ubicada en un austero edificio del obispado, es un trajín de extranjeros que acuden con todo tipo de problemas. Y es que la entidad, que funciona desde 1991, tiene un vasto campo de acción: viviendas tuteladas; servicio jurídico; atención sanitaria; mediación sociocultural; ayuda activa en la búsqueda de empleo; departamento de sensibilización; talleres educativos... Todo, ofrecido de forma gratuita. Y todo, añaden, no con vocación paternalista sino con la de servir de primer peldaño.
Cansadas de escuchar sólo informaciones negativas sobre la inmigración, y de asistir a la consolidación de guetos, sus integrantes decidieron llevar sus áreas de trabajo a la calle, y convertir un barrio en un laboratorio de la integración.
El lugar elegido fue Ciudad de Asís, donde tiene su sede Alicante Acoge. El barrio, creado para alojar al flujo de inmigración interna, sobre todo manchega, que recibió la ciudad en la década de los sesenta, conserva, en opinión de la asociación, el recuerdo de lo que es sentirse un recién llegado. Por el momento, añaden, no presenta una tasa destacable de extranjeros, y sí un envejecimiento de la población, debido, entre otras cosas, a que los jóvenes se marchan a otras zonas de Alicante.
El proyecto, para el que contactaron con la Asociación de Vecinos; con la Hoguera; la comisión de fiestas; el centro social; el de la tercera edad; los tres colegios locales; la delegación de Cáritas; la de Proyecto Hombre, y con el párroco, persigue que la llegada de inmigrantes se produzca en un clima de confianza.
La idea es la siguiente: cuando el inmigrante llega, se le presenta al presidente de la asociación de vecinos; al director del colegio de sus hijos, y a su tutor escolar; al que será su médico de familia en el centro de salud, y se le enseñan los recursos sociales de los que dispone el barrio. Así, opinan en la ONG, se acelera el proceso de arraigo de los extranjeros, y se rebaja el potencial rechazo de los vecinos.
A ello se unen actividades: talleres de cocina española para los inmigrantes, impartidas por alicantinos, y de cocinas foráneas dirigidas por inmigrantes. Clases de castellano para extranjeros y de árabe para que los menores magrebíes no olviden su cultura. Ciclos de cine, música, y artesanía de distintas nacionalidades, mercadillos y fiestas populares abiertos a todo el barrio, y desarrollados en buena parte en locales de la Asociación de Vecinos. Alicante Acoge ha conseguido también que la parroquia ceda un espacio para que los musulmanes celebren su culto.
El objetivo último, concluyen, es que el conocimiento genere confianza, y la confianza "haga aflorar trabajos y viviendas dignas para los inmigrantes", rompiendo lo que definen como "círculo de la precariedad".
Mercadillo intercultural
El colectivo solidario Alicante Acoge optó por una zona del extrarradio de la ciudad, el barrio de la Ciudad de Asis, como marco para la puesta de largo de su proyecto de integración de inmigrantes. Esta zona de la capital está habitada mayoritariamente por familias obreras que, en los últimos años, se han abierto a otros centenares de personas foráneas que han hecho del barrio su morada provisional.
Alicante Acoge captó a una docena de familias de inmigrantes para exponer sus productos. Los inmigrantes apostaron por la gastronomía como forma de llamar la atención de su convecinos autóctonos. Así, los trabajadores magrebíes obsequiaban a los visitantes con degustaciones de té; los ucranianos, con su amplia y rica oferta de bebidas, sobre todo las cervezas; mientras que los argentinos desplegaron su irresistible gama de empanadillas y su golosa lista de repostería.
Entre degustación y degustación, los responsables de Alicante Acoge repartieron folletos iformativos sobre la filosofía de su proyecto de integración.
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