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Dos centros educativos, en Russafa y Alcàsser, pendientes de presupuesto

Cristina Vázquez

Dos puntos tan distantes como el barrio valenciano de Russafa o el pueblo de Alcàsser llevan años reivindicando a la Administración la construcción de dos centros educativos para su población escolar. Alcàsser lo ha conseguido gracias a un préstamo, pero Russafa sigue pendiente del presupuesto público.

Ayer, domingo, centenares de adultos y niños del barrio celebraron en el parque Manuel Granero una concentración para exigir al Ayuntamiento de Valencia que expropie un solar en la calle de Puerto Rico para construir una escuela de 450 plazas, dotada de instalaciones deportivas. Entre contacuentos, juegos de magia, danzas del mundo y tés morunos, la Comissió Educativa de la Plataforma per Russafa lanzó un nuevo SOS a la alcaldesa.

15 años después de que el PGOU de Valencia grafiara este solar como de uso escolar y deportivo, no hay ni rastro del colegio. La parcela la ocupan en la actualidad un concesionario de coches de lujo y un supermercado. La Consejería de Educación resolvió hace dos o tres años la construcción del centro, debido a su población infantil -unos 2.500 niños entre los 3 y los 12 años- y a la existencia de un sólo centro público, el Balmes, con 500 pupitres. A pesar de que el Ayuntamiento de Valencia ha tramitado la expropiación ésta no puede llevarse a cabo si no se presupuestan los 3,5 millones de euros necesarios para liberar los terrenos.

"Queremos que nuestros hijos se socialicen en su propio barrio, pero el Ayuntamiento nos dice que no hay dinero", dijo ayer Inmaculada Bauset, portavoz de la plataforma, que recuerda cómo cada inicio de curso el barrio sufre una especie de "terrorismo escolar" que lleva a muchos padres a matricular a sus hijos fuera de su entorno ante el temor a quedarse sin plaza.

Mario Asensi, vecino de Russafa, valoraba el carácter cosmopolita de este barrio, donde los vecinos más antiguos conviven desde hace años con árabes, chinos y ecuatorianos. "Tendría que ser el Ayuntamiento quien nos obligara a tener un colegio y no al revés", se lamentaba este vecino.

Los concejales Juan Soto, del PSPV, y Mavi González, de EU, que apoyaron el acto con su presencia, han pedido al equipo de gobierno que incluya la partida en 2005. La respuesta se conocerá el viernes.

El caso de Alcàsser es diferente. Esta localidad, de unos 9.000 habitantes, se decidió hace unos dos años a construir el único centro de secundaria del pueblo para evitar el desplazamiento de sus hijos a otras poblaciones.

La localidad acordó con la Generalitat, mediante un convenio, adelantar la construcción del único centro de secundaria del pueblo para evitar que los escolares se tuvieran que ir a otras poblaciones, y solicitaron un préstamo de 600 millones de las antiguas pesetas a un banco para levantarlo. La escuela funciona desde septiembre -el martes la inaugurará el presidente de la Generalitat, Francisco Camps-, pero Educación no ha firmado todavía la adenda o liquidación a Alcàsser. El alcalde Julio Chanzá, de UV, reconocía ayer que el centro era una vieja reivindicación y matizaba: "No tengo por qué pensar que la consejería no cumplirá el convenio [la Generalitat debe pagar el préstamo y los intereses]".

La Coordinadora per la Secundaria de Alcàsser piensa de otro modo. "El instituto se ha conseguido gracias a la tenacidad de padres, madres, profesores y vecinos, así como a la atrevida apuesta del Ayuntamiento", subrayan. Así, dos días antes de que Camps visite esta población, ya circula por Alcàsser el comentario de que "quien corte la cinta inaugural, que pague".

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Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

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