La destrucción que no cesa
La ONG que atiende a Alí Abbas sostiene que hay 65.000 mutilados en Irak
Él está mucho mejor que hace un año y medio. Ahora tiene brazos, puede comer solo y escribir. Pero Alí Abbas, el niño que perdió los dos brazos en un bombardeo en la guerra de Irak y cuya fotografía se convirtió en un símbolo, acaba de volver a Bagdad, hace un mes, y no está contento.
Desde que salió para que le curaran y le pusieran las prótesis en Londres, Alí no había regresado a ver a su familia. No le ha gustado nada lo que ha visto. "Todavía está muy mal la situación, y va a peor. Todavía hay muchas bombas", explicó ayer con la timidez de sus 13 años en Bilbao, donde acudió para presentar la fundación que lleva su nombre y pedir fondos para los mutilados de Irak.
Un año y medio de bombardeos, discriminados o no, han dejado 65.000 Alíes en Irak, según Zakar Khan, responsable de Limbless Association. Esta organización inglesa especializada en mutilados se encarga de cuidar en Londres al niño iraquí y a su inseparable amigo, Ahmed Farzan, de 16 años, que perdió una pierna y un brazo en la misma guerra.
Alí ha vuelto de visita a Bagdad, pero no está contento: "La situación está muy mal y va a peor"
Los dos adolescentes, convertidos en símbolos por una fotografía en la que Alí lloraba su dolor, no han vuelto a aparecer en una instantánea sin una sonrisa en la boca. Siempre con un impecable traje inglés y una corbata. Ayer, mientras posaba cerca de la ría de Bilbao, Alí llevaba una con un dibujo del muy estadounidense Bart Simpson. En otras anteriores se ve a los dos amigos con gorra.
Alí no sólo se ha hecho más occidental en la ropa. También ha moderado sus críticas. En Bagdad llegó a desear la muerte de Bush. Ahora sólo pide que acaben las guerras, sin señalar más culpables que "los adultos". A los niños con los que se encuentra les cuenta, según explicó, que "las guerras son muy malas". "Nosotros somos buena gente", añade. Y les dice que no le gustan los adultos "porque matan". Él perdió a sus padres, sus hermanos y algunos tíos y primos con las bombas que le mutilaron. Ahora sólo un tío le acompaña en su nueva vida en Londres.
Los viajes de Alí, como el de ayer a Bilbao, son de trabajo. Pero también le preparan formas para entretenerse. Ayer, por ejemplo, Alí y Ahmed, con su nueva pierna, pudieron jugar al fútbol con los chavales de Lezama, la cantera del Athletic de Bilbao, una de las más conocidas del mundo. Allí participaron en la grabación de un disco de Kepa Junquera. Los adolescentes iraquíes cantaron el himno de su equipo de fútbol, el Al Zaura de Bagdad. Uno de los temas del disco está ambientado en la época de la Guerra Civil española y narra la historia de varios niños vascos que sufrieron el exilio.
El presidente de Limbless, Zakar Khan, y Celina Pereda, de Médicos del Mundo, explicaron que Alí y Ahmed piden fondos para poder poner en marcha 11 centros de atención a mutilados en Irak. Cada uno cuesta más de tres millones de euros. Con los hospitales se podrían paliar los problemas de esas 65.000 personas que han perdido alguna extremidad en bombardeos del Ejército de EE UU, ataques de la resistencia iraquí o atentados terroristas.
De momento, según Khan, la fundación ha recibido importantes aportaciones españolas, especialmente de Canarias, donde un grupo de periodistas agrupados bajo el nombre de Proyecto Alí comenzó a recaudar fondos y llevó allí al iraquí en su primera visita a España. Sin embargo, con ese dinero sólo han podido atender a "dos o tres personas". La sonrisa de Alí, de momento, no ha arrastrado tanto apoyo como su dolor en una cama de Bagdad.
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